En relativamente poco tiempo, la editorial sevillana La isla de Siltolá se ha consolidado como una de las primeras en la edición de poesía en nuestro país. Ha editado a nombres consagrados, pero sobre todo nuevos, con los cuales el panorama lírico se va enriqueciendo. Uno de esos nombres, y diríamos también que es uno de los más valiosos, es el de Diego Vaya, sevillano de 1980, quien, pese a su juventud, en absoluto es un recién llegado, pues ya es autor de poemarios como El libro del viento (accésit del Premio Adonais, 2008) y de novelas como la excelente Medea en los infiernos (Punto de Lectura, 2013, Premio de la Universidad de Sevilla). Así pues, quienes echen en falta en la nueva poesía española tres elementos básicos (el riesgo, la sabiduría y el talento) van a encontrarlos en estado puro en nuestro autor. Circuito cerrado es, en efecto, un libro que arriesga y sale bien parado. No todos pueden escribir un poema largo tan sólido, tan fuerte, tan brillante como el poema que abre el libro y que constituye su primera parte, titulado Back/Next . Se trata de un largo monólogo del conductor de un coche que, a la vez que atraviesa tierras solitarias, está realizando el viaje de la existencia hacia la comprensión última del Ser: "conduzco como si me hubiese despertado/ en un mundo que ya no fuera el mío". Y en eso consiste precisamente la operación poética: en abrirnos los ojos y hacernos ver todo de nuevo. Vaya canta el despertar alucinado del hombre gracias a la poesía. "Parpadea en mis ojos el paisaje/ como una sucesión de diferentes grabaciones./ Cuántas veces he creído ver aquí/ una ciudad desierta". En efecto, creemos ver una cosa: la realidad. Pero la poesía nos hace ver otra parecida y distinta: la realidad sublimada en poesía. Vaya es uno de los pocos poetas actuales que puede dar, y fácilmente además, el salto cernudiano de la realidad al deseo; de la realidad a la pura visión. Siendo este primer poema, con ecos de Eliot y Pessoa, tan importante en el libro, es justo mencionar que las otras dos partes del mismo están a la altura. Domingo americano , con tres poemas, incide en el mito de Norteamérica y sus barrios residenciales como metáfora de la desolación. Helada, con sus imágenes que mezclan lo onírico y lo cotidiano, nos habla, finalmente, de la búsqueda del amor y de la identidad. Terminemos afirmando que todo aquel que ame la gran poesía, la poesía fuerte, como la llamó Juan Ramón Jiménez, ha de estar muy atento a la trayectoria de este verdadero poeta.

'Circuito cerrado'. Autor: Diego Vaya. Edita: La isla de Siltolá. Sevilla, 2015