Las abejas son un catalizador de los diferentes cambios que se producen en el clima y la enfermedad de la varroasis, que están sufriendo, trae de cabeza a los apicultores de todo el mundo, lo que se agrava con la falta de lluvia. La varroa es el principal problema de la apicultura en prácticamente todo el mundo. Es la única enfermedad que ataca indistintamente tanto a las abejas adultas como a las crías y tiene un ciclo adaptado a ellas. El sector habla de una cosecha no superior al 30% este año debido a esta enfermedad que puede considerarse una plaga. Tal es la situación que en zonas como Los Pedroches o la Subbética apenas se ha recogido miel. Los productores han tenido que cambiar en numerosas ocasiones las colmenas, colocándolas junto a las riberas de los cursos fluviales o pantanos.

DEBILIDAD // La varroa, un ácaro cuyo aspecto recuerda al de una garrapata, se adhiere al cuerpo de las abejas causándoles heridas, atacando a las crías y chupándoles la hemolinfa, debilitando así las colmenas y volviéndolas susceptibles al ataque de cualquier otro virus. Si no se trata, en pocos años produce la muerte de las colmenas.

El delegado territorial de Agricultura y Pesca de la Junta, Francisco Zurera, ha manifestado que «se pondrá en marcha el próximo año un programa de control y vigilancia». Entre las actuaciones de la Junta de Andalucía para apoyar los retos del sector de la apicultura se encuentra este plan de control, ya que la varroa es una problemática sanitaria junto con la avispa asiática. Además, en apoyo al sector, hasta la fecha la Consejería de Agricultura ha emprendido acciones como el decreto de venta directa, para que los productores obtengan mayor valor añadido y rentabilidad, ofreciendo directamente sus productos en los mercados de cercanía. En este sentido, un año después de entrar en vigor esta norma, son más de 230 operadores los inscritos en venta directa, de los cuales el 50% son apicultores.

Por su parte, el responsable de Apicultura de COAG, Antonio Vázquez, ha afirmado a este periódico que «tenemos que cambiar el chip, utilizando productos alternativos y estar muy encima porque es una plaga con la que tenemos que convivir». También añadió que las pérdidas están siendo muy importantes, ya que las colmenas están muy cortas de población al no tener apenas entrada de polen ni néctar, bajando en gran medida el ciclo de reproducción de las abejas».

Lorenzo Ruiz, apicultor de Montoro, explica que «desde que llegó esta enfermedad en el año 1986, se legalizaron hasta el año 1990 cinco productos para combatirla y ya no son eficaces porque este ácaro es inmune a ello».

Ruiz añade que «este año se están produciendo un cúmulo de circunstancias que están cargándose el sector, como el hecho de que no ha habido polen en todo el verano debido a la sequía, con lo que las abejas están muy débiles». Así, argumenta que «este año no ha habido néctar, solo miel de azahar, y no mucha». Ruiz asegura que «no sabemos si vamos a poder recuperar las colmenas».

Algo está pasando en el medio ambiente que trae de cabeza a un sector que, aunque no vive en su totalidad de la producción de miel, sí ayuda a muchas economías familiares a tirar hacia adelante, además de contribuir al mantenimiento de la vida de otros seres vivos.

Antonio Vázquez comenta que desde COAG se va a iniciar una ronda de charlas para luchar contra la varroa, comenzando el lunes en Málaga. Estas charlas llegarán a Hornachuelos el próximo miércoles, con el objetivo de inculcar otros métodos de lucha contra esta plaga, como la retirada de crías o el uso de productos no contaminantes. Concluye que «nuestra misión es motivar al productor a que use productos ecológicos para tratar la varroa». Ante este panorama, y con ningún programa de investigación en la universidad desde el 2010, el sector afronta uno de sus peores momentos.