Devastación. Esa es la palabra que mejor describe los efectos provocados por el incendio que se declaró al mediodía del viernes en el Taller Antoñín, situado en la avenida de Italia. Aunque el siniestro no provocó daños personales, las consecuencias materiales saltan a la vista: el negocio sucumbió por completo pasto de las llamas. Las primeras valoraciones del Consorcio Provincial de Prevención y Extinción de Incendios, cuyos efectivos trabajaron sin descanso en el local durante casi 24 horas, recomiendan la demolición total de la estructura de la nave, muy dañada por las elevadas temperaturas que se alcanzaron durante el suceso.

Tal y como avanzó ayer este periódico, las alarmas saltaron en torno a las 11.50 de la mañana del viernes cuando, por causas que están siendo investigadas por la Policía Judicial, se declaraba un voraz incendio en el Taller Antoñín, situado a unos 200 metros de la estación de ferrocarril.

Hasta la zona se desplazaron de inmediato tres camiones del Parque de Bomberos de Montilla con una veintena de efectivos, además de un vehículo de asistencia y una grúa articulada, así como agentes de la Policía Local y varias patrullas de la Guardia Civil, que acordonaron la zona para facilitar las labores de extinción del fuego, desviando el tráfico por la calle Río de la Hoz.

Una vez controlado el fuego a última hora del viernes, el Consorcio Provincial de Prevención y Extinción de Incendios estableció un dispositivo especial que mantuvo en la puerta del taller y durante toda la madrugada a un retén de guardia formado por varios efectivos para evitar que las llamas volvieran a propagarse en el punto más conflictivo del siniestro.