Buena parte de aquel paso fulgurante por la música lo cimentó José Luis Martínez Gordo en la canción Mariquilla , de la que se han llegado a hacer más de 30 versiones, alguna con arreglos orquestales, como recordaba hace un lustro Francisco Solano Márquez en la entrevista que le hizo en el cincuentenario de una balada tan popular que aún sigue sonando. Era la canción más pegadiza de aquella grabación casera que presentó en la radio, la que le abrió todas las puertas, pues de sintonía del programa pasó a ser una especie de himno generacional que puso banda sonora a los guateques e idilios de los años 60.

--¿Cómo nació 'Mariquilla'?

--Así llamaba yo a la que entonces era mi novia (María del Carmen Dalmau, la señora de pelo blanco y expresiva mirada que sale un momento desde otra estancia de la casa para saludarnos). Estaba haciendo un problema de Descriptiva un domingo y no me salía, y se presentó en casa mi amigo Quintero para que nos fuéramos a dar un paseo al Retiro. Y a la vuelta vimos a dos chicas, nos metimos con ellas y se empezaron a reír. Le pregunté su nombre a la que me gustó y me dijo "Timotea" --por eso llamé así a mi primera guitarra--. Yo, como era menudita, la empecé a llamar Mariquilla. La conocí en el 54, el año que ingresé en Obras Públicas; por cierto que este año compré siete décimos de lotería de Navidad terminados en 54, y así acabó el gordo.

--¿Alguna vez tuvo su mujer celos de las fans que lo perseguían por donde fuera?

--Sí que ha tenido celos, una vez acabó a bolsazos con las chicas porque me estaban agobiando. Pero a América me acompañaba ella. En el primer viaje nos llevamos, con cuatro meses, a nuestra primera hija, Mariquitilla, a la que también hice una canción. En el 62 nació Paloma, la segunda; vi que era complicado llevarlas conmigo y no quise separarme de la familia. Fue la principal razón de que cortara todo. Y no me arrepiento.

--Y eso que las giras por Hispanoamérica eran apoteósicas. Lo recibían como ídolo de multitudes y lo paseaban a hombros como a un torero.

--Sí, en todas las fotos que guardo se me ve perdido entre la multitud. La discográfica hizo muy bien la publicidad. Me recibían con pancartas, aunque a mi mujer en Argentina la quitaron de en medio. En Uruguay, en cambio, le hicieron toda clase de homenajes.

--¿Qué tal fue su experiencia como galán de cine?

--Esa es otra. Llegó José María Elorrieta a proponérmelo. Le dije que no tenía memoria y él: "No te preocupes, tú mueves la boca y luego te doblamos". Y así rodamos Pasa la tuna , con Mara Cruz; y como tuvo mucho éxito, después vino Melodías de hoy , con Katia Loritz y Elder Barber. La escena de amor con esta fue difícil, había que entrar en situación y no había manera, porque dos metros a la derecha estaba su marido y dos metros a la izquierda Mariquilla. Nos reíamos mucho. Pero yo como galán no me he visto nunca, ni en el cine ni fuera del cine.