No ha empezado la campaña electoral y las promesas ya nos salen por las orejas. Promesas de lo que se va a hacer, de lo que nunca se hará bajo ningún concepto --por ejemplo, pactar--, de lo que se conseguirá con el voto de los ciudadanos, de las oportunidades que tendrán los jóvenes, de las mejoras para empresas y trabajadores, de la sanidad, de la educación y de la dependencia. Rozamos la saturación y esto no ha hecho nada más que empezar. Por un lado las promesas y por el otro el "y tú más" y la herencia recibida.

Es de suponer que un político se cree lo que dice. Hay casos de evidente cinismo, de los que están dejando pasar los trienios a ver si el ciudadano no se da cuenta y su propia formación se lo consiente y consiguen llegar a una cómoda jubilación como servidores públicos profesionales, y los hay más vocacionales con auténtico convencimiento de que pueden conseguir mejoras para la sociedad. En la medida en que un político se cree su propio mensaje conseguirá trasladarlo a sus hipotéticos votantes, y convencer al mundo tanto de sus intenciones como de sus posibilidades de llevarlas a cabo.

Credibilidad por los suelos

El problema es que la credibilidad de los políticos está por los suelos (la montaña de corruptos sigue creciendo, y la de incompetentes no le va a la zaga) justo cuando la sociedad española está en pleno revival de interés por la política motivado por la salida a escena de las nuevas formaciones, que le han puesto las pilas a las organizaciones que nacieron en la transición. Pero ni siquiera esta amenaza de que les van a mover la silla consigue llevar un debate limpio a la vida electoral. Aun a estas alturas, parece imposible que dejemos de escuchar una mentira tras otra, una falsedad detrás de la siguiente, una interpretación honesta de las cifras. Ni siquiera una estadística permite saber si el vaso está medio lleno o medio vacío y el ruido de fondo de los mensajes y las descalificaciones es tan fuerte que posiblemente el voto en las urnas se base en gestos, imágenes o pura intuición. La sensación de tomadura de pelo es tan intensa, que ya ni siquiera escandaliza escuchar a la señora Marta Ferrusola decir que los hijos que tiene con el ex presidente de Cataluña, Jordi Pujol, "van con una mano delante y otra detrás". Pobrecitos míos. O que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en sede parlamentaria se permita decirle al líder socialista, Pedro Sánchez, "no vuelva usted aquí a decir nada. Ha sido patético", por citar dos perlas recientes.

Esto es como una cabalgata de Reyes Magos. Desde el poder se preparan los caramelos que se irán distribuyendo a lo largo del recorrido. La Junta de Andalucía, que tiene encima la convocatoria electoral, prorroga los planes de empleo, creará otros nuevos, arbitra una estrategia de innovación para los próximos cuatro años y ofrece nuevos incentivos para las industrias, entre otras acciones. Le da menos tiempo a que las medidas lleguen a la sociedad, pero quizá jueguen a su favor los miles de jóvenes que están siendo contratados desde finales del 2014 con los bonos de empleo y otros incentivos. Las encuestas favorecen a Susana Díaz, no tanto porque vaya a subir en intención de voto (el último sondeo de Celeste-Tel publicado ayer por este periódico le da 48 diputados, uno más de los que obtuvo José Antonio Griñán en el 2012, pero mantenerse ya es un logro) como por la caída a plomo el PP de Juan Manuel Moreno Bonilla, y la irrupción de Podemos. Y eso que la juez Mercedes Alaya acaba de hacer su aportación al 28F abriendo una nueva causa por corrupción.

Sondeo de Córdoba

En Córdoba, según esta misma encuesta, la candidatura socialista que encabeza Juan Pablo Durán desempatará en número de diputados con el PP y conseguirá cinco parlamentarios, si bien parece que la cabeza de lista popular, Rosario Alarcón, aguantará el tirón mejor que en otras provincias y retendrá cuatro parlamentarios. Podemos, pese a que su cabeza de lista, David Moscoso, no es conocido en Córdoba, ya baraja dos representantes, mientras Elena Cortés, al frente de IU, deberá pelear intensamente si quiere superar el único escaño que ahora mismo le conceden las encuestas.

Desde el Ayuntamiento, José Antonio Nieto ha iniciado un año de inversiones. Su mensaje ha sido que ha conseguido estabilidad económica en el Ayuntamiento, que en el 2011 estaba arruinado y, aunque cuenta solo con un par de meses antes de que empiece la campaña de las elecciones municipales, tiene a punto su proyecto estrella, la reforma del pabellón de Parque Joyero para centro de convenciones, ferias y exposiciones. La obra ya está adjudicada y podrá comenzar en marzo. Nieto será la referencia estable para el 24M, ya que el PSOE cambia de nuevo su candidato, colocando al frente a Isabel Ambrosio, que quiere ofrecer una forma de hacer cercana a los ciudadanos y preocupada por los problemas de la gente. En IU, Pedro García, y en UCOR se espera que repita Rafael Gómez.

Y el más listo, Mariano Rajoy, que no ha perdido ni dos días para aprobar en el Consejo de Ministros una serie de medidas calculadas para intentar suavizar el fenomenal cabreo de las clases medias españolas, desde la versión light de la dación en pago hasta la supresión de las tasas judiciales para las personas físicas o la reducción a 20 de las peonadas en Andalucía. Tiene Rajoy meses por delante para intentar compensar a la sociedad de su sufrimiento, aunque el hoyo es tan hondo que no le va resultar nada fácil.