«Desde aquella fecha no vivimos, sobrevivimos. Ni un día dejamos de preguntarnos qué pudo pasar, dónde se encuentra. Estamos a base de pastillas, pero con la esperanza de que tiene que volver». Esa es la dura realidad de Isidro Molina y Rosa Sánchez, los padres de Paco, el chico cordobés del que no se tienen noticias desde el 2 de julio del año pasado. Mañana se cumple un año de su desaparición y en este tiempo, ni una pista sobre su paradero. «Estamos desesperados», confiesan.

Paco Molina, que entonces tenía 16 años -ya ha cumplido los 17-, salió de su casa sobre las siete de la tarde de aquel 2 de julio para dar una vuelta con unos amigos, con los que estuvo hasta las doce de la noche. Al despedirse de ellos les dijo que había quedado con otro amigo que no conocían en un bar del centro, «pero nunca llegó» a ese local. Antes, sobre las 22.30 horas, le había puesto un mensaje por teléfono al padre diciéndole que no iría a dormir a casa, que lo haría en la de un conocido. Al día siguiente, tras comprobar que no había sido así, la familia presentó la denuncia. Más tarde se supo que el mismo día 3 había viajado en autobús hasta Madrid, según el conductor. Desde entonces, nada se sabe de él.

«No es una desaparición voluntaria, de eso estamos seguros. Si lo tiene planeado se lleva sus cosas, dinero…, pero se fue sin ropa, con solo cuatro euros y el carnet», recuerdan los padres, al tiempo que señalan que días antes «Paco estuvo hablando de su futuro, de sus estudios». ¿Cuál es entonces su hipótesis? «Lo han inducido, se lo han preparado. ¿Dónde iba a ir sin dinero un niño de 16 años? En un momento dado, a lo mejor se fue convencido y financiado por otras personas y cuando quiso acordar se había metido en una bola de la que no podía salir». ¿Una secta, una banda, una red…? Isidro y Rosa no aciertan a dar con la clave, pero insisten en que «hay cosas raras». Por ejemplo, ¿dónde durmió aquella noche antes de poner rumbo a Madrid? ¿Qué hizo el día 3 si no tomó el autobús hasta las 18.00 horas, por cierto, con la denuncia presentada ya? Además, ante la ausencia de imágenes -algo que no comprenden al haberse movido por estaciones vigiladas con cámaras- los padres no saben «cómo se subió al autobús, si iba acompañado, presionado…». «¿Por qué no llama ni siquiera a unos amigos? Ha roto con su vida y no nos cuadra. Puede estar retenido. Se pudo ir con una idea y se encontró con otra», piensan.

A Isidro y Rosa les martiriza la ausencia de datos sobre la desaparición, también que se pudiera perder el primer mes en la investigación -«ahora esto no nos pasaría y nos moveríamos de otra forma», aseguran- y también que «alguien sepa algo y por miedo no quiera decirlo». Los padres creen que Paco pudo confiar algún detalle a alguien y que esa persona, con el paso del tiempo, no se atreva a hablar. Por eso, al teléfono que ya tenían habilitado para recibir información (689 950 710) ahora han sumado un apartado de correos (3006) para brindar total confidencialidad. Además, para el próximo martes 12, a las 21.30 horas en el bulevar del Gran Capitán, han convocado una concentración «para que no se olvide» el asunto y con el deseo de que «Córdoba se vuelque» para «hacer fuerza» en la resolución del caso. Porque «Paco -concluye su madre- está haciendo falta en casa».