Los números que definen la feria de una ciudad siempre llaman la atención. 130 autobuses, 400 empleados de Aucorsa, 2.500 macetas, 723.000 bombillas, 1.500 papeleras, 500 contenedores, 30 retretes portátiles, 93 casetas, 3.000 controles de alcoholemia, 600.000 cañas, 900 agentes de seguridad componen ese conglomerado de cifras que solo aportan información en la medida en que se comparan con algo.

Este año, según la concejala de Infraestructuras del Ayuntamiento, Laura Ruiz, el recinto ferial estará iluminado desde hoy con 723.000 bombillas, un 35% más que el año pasado, y el triple de las que se instalan en la vecina Feria de Abril. Sin embargo, y gracias a que, por primera, vez todas las lámparas serán de tecnología LED, el consumo energético caerá drásticamente, hasta siete veces menos que en el 2012 y un 70% menos que el año pasado. El número de macetas que adornan El Arenal, una moda reciente que viene ligada a la incorporación de los patios a la feria, también ha ido in crescendo. En 2012 se instalaron 2.000 y ya vamos por 2.500.

Lo que no ha crecido es el número de casetas. A pesar de que el PP prometió nada más llegar a la Alcaldía que había que cubrir todos los huecos libres y que iba a conseguir que se instalaran 200 carpas en El Arenal, la cifra no ha dejado de descender desde entonces. Este año se abrirán 93 carpas, 88 menos que el primer año en El Arenal (1994), 32 menos que en el 2003, 22 menos que en el 2012 y tres menos que el año pasado, cuando se instalaron 96 carpas. Los huecos que dejan los que se van quedarán reabsorbidos este año por la ampliación de la calle del Potro (todo hay que decirlo). En cuanto al gasto que supone la instalación de la miniciudad que durante ocho días funcionará al lado sureste de la ciudad, solo Infraestructuras, responsable de la ampliación de la calle del Potro, las mejoras del acceso al párking (tratamiento de arena y granito y dos hileras de palmeras), jardinería e instalación de la red eléctrica y alumbrado ornamental, ha emitido una factura de 1.150.358 euros, 450.000 euros más que la feria de Sevilla. El espectáculo multimedia ha costado 8.000 euros del presupuesto de 142.000 euros de Fiestas, 12.000 más caro que en 2014.

Los recortes, sin embargo, no han permitido acometer la gran reforma del recinto ferial por falta de presupuesto. Según el alcalde y la responsable de Fiestas, cuatro años han dado para consensuar con los colectivos el modelo que habrá que llevar a cabo en la próxima legislatura, no para ejecutarlo. Laura Ruiz, concejala de Infraestructuras, iba más allá ayer al asegurar que "no había compromiso concreto de grandes obras", algo impensable en tiempos de vacas flacas.

Los caseteros, que este año, entran a la feria pensando en que será la edición de transición hacia el nuevo modelo, se quejan de las tasas que pagan. Instalar una caseta en Córdoba cuesta entre 20.000 y 60.000 euros, según el presidente de las casetas populares, Alfonso Rosero, para quien pagar de 500 a 700 euros por la tasa de agua y basura de una semana es excesivo, como lo es abonar más de 2.000 euros en la factura de la luz. "Si tuviéramos contadores, otro gallo cantaría", señala, al tiempo que aclara que este año "nadie quiere invertir mucho en la caseta, a la espera de que el próximo se defina el nuevo concepto". Las cuentas de los caseteros no han incluido rebajas en los últimos años, a pesar de la crisis, de ahí el efecto huida. Capítulo aparte merece el impacto económico de la feria de Córdoba, un cálculo que nadie se aventura a cifrar. En Sevilla, la feria mueve 700 millones de euros.