De todos es sabido que si algo distingue a la Feria de Córdoba es su espíritu abierto y plural, lo que no está reñido con la tradición, algo que llevan a gala un conjunto de casetas en El Arenal. La Reja, Salmorejo y Perejil, La Gitanilla, El Bocao, La Espuela, El Tablao, La Castañuela de Madera, El Picaero, Vuelva Usted Mañana, El Círculo de la Amistad, El Lagarillo, La Expiración y Entrevarales son algunas de ellas, todas pertenecientes a la Asociación de Casetas Tradicionales, un colectivo que tiene diez años y reivindica los valores clásicos de la Feria: casetas familiares que se conviertan en una prolongación de su propia casa. «No defendemos el concepto de la Feria de Sevilla», dice el presidente de esta asociación, Rafael Bocero, que defiende «una autogestión sin exigir el cierre completo ni la privatización de la Feria».

Frente a las «discocasetas» o los «bares de copas», estos recintos ofrecen «buen gusto» en la decoración, aire acondicionado, aseos cuidados por una persona durante toda la jornada o un servicio permanente de limpieza, continúa Bocero, que asegura que lo que se pretende es «agasajar a nuestros invitados como si estuviéramos en nuestros hogares». La música también es especial y durante el día solo se escuchan sevillanas y rumbas, mientras que por la noche se concede una licencia a otros ritmos «más ochenteros». Otro cosa que diferencia a estas casetas es que «no buscamos el negocio, lo que nos parece muy respetable», subraya Bocero, que añade que la mayoría de estos recintos los monta todo tipo de colectivos, sobre todo grupos de amigos.

Así nació hace ya 31 años La Espuela, que ha tenido su relevo generacional, según señala Juan Fernández, que cogió el testigo de su padre hace unos años. «Aquí todo es casero y el ambiente es muy familiar», aunque en esta caseta cabe todo el mundo, excepto en determinados actos, que son pocos, explica el responsable. También ha traspasado generaciones El Lagarillo, una asociación de amigos que monta su pequeño oasis parar la diversión y el disfrute en El Arenal durante los días de Feria. Federico López, miembro de la junta directiva y responsable de la caseta, asegura que en este recinto «se intenta mantener una serie de criterios que, entendemos, dan una vistosidad a la Feria», buscando que la caseta «no solo esté bonita, sino bien hecha», con una serie de prestaciones difíciles de encontrar en el recinto ferial como taquillas, «donde las mujeres pueden guardar esos zapatos de repuesto» tan necesarios después de horas de baile. «No llegamos a los niveles de Sevilla, pero cuidamos la vestimenta», continúa López, cuyo único propósito es «que la gente disfrute y se lo pase bien en la Feria».