1 PRELIMINAR

A priori, el planteamiento de una nueva expedición al Aconcagua para esta temporada sólo tenía una base deportiva de entrenamiento, desde un punto de vista de planificación para el Everest. No obstante, este gran proyecto es cambiante en función de la disponibilidad de los deportistas, sobre todo, y en función de los patrocinadores. La alegría que supuso la cumbre de Pablo Luque en el GII, primera ascensión andaluza y segunda cordobesa en un ochomil, no está justificada sólo por conseguir un gran hecho histórico para el deporte cordobés y andaluz (aún sin reconocer); es, además, la consecuencia de un proyecto que iba mucho más allá de una cumbre y que pretendió, y pretende, en su etapa final implicar a personas, deportistas, clubes cordobeses, medios de comunicación, autoridades, instituciones y colectivos interesados. Después del gran esfuerzo del GII y el Shisha Pangama en 2006, el Aconcagua quedó en principio en una incógnita por nuestra disponibilidad y las dudas sobre la financiación para el posterior ascenso al Everest. Sin embargo, surgieron otras motivaciones nuevas, como la necesidad de Angela Jerez de demostrar su categoría deportiva, truncada por la mala suerte a las 4 de la tarde del 24 de enero de 2005, a sólo media hora de la cumbre, cuando el empeoramiento de las condiciones le obligaron a bajar rápidamente. O conocer otra ruta nueva de ascenso diferente y más deportiva. Todo fue decidido con rapidez pero con una clara idea: no sólo pretendíamos hacer cumbre, pretendIamos disfrutar de la montaña, de nuestro deporte, de nuestra pasión.

2 LA APROXIMACION

Todo un acierto fue elegir acercarnos a la montaña por un sitio completamente nuevo para nosotros, aunque supusiese restar posibilidades de éxito para la cumbre. Fue todo un acierto del que nos dimos cuenta justo al comienzo de la marcha por el Río Vacas, en la quebrada del mismo nombre. Esta aproximación comienza mucho más baja que su ruta normal (3.400 metros) y se realiza en tres etapas de entre 5 y 7 horas de duración cada una: Pampa de Leñas (3.300 metros), Casa de Piedras (3.800 metros) y Campo Base Plaza Argentina (4.200 metros). Quisimos hacer horarios intermedios que no nos fatigaran y que nos permitiesen disfrutar del magnífico paisaje de estas quebradas, especialmente de la vista de la cumbre del Aconcagua y del Glaciar de los Polacos al llegar a Casa de Piedra. Una imagen totalmente desconocida para nosotros y mucho más alpina que la de su ruta normal. Encontramos toda una ruta mucho más salvaje y muy poco transitada, lo que nos permitió disfrutar de la montaña, como a nosotros nos gusta. El trayecto de estos tres días lo hicimos con total autonomía, saco, comida y tienda, con las mulas y su arriero acompañándonos hasta llegar al campo base.

3 LA ACLIMATACION

La experiencia nos facilitó mucho las cosas para la buena aclimatación. Por eso seguimos de forma casi cotidiana los ritmos de descanso, porteos, descanso, subidas, etcétera. Comida e hidratación abundante, mucha tranquilidad y buenos amigos nuevos. El proceso lo seguimos casi de libro y fue efectivo al 100%. Todo lo que respecta a la estrategia de subida (que sólo depende de nosotros) la llevamos minuciosamente concretada y desarrollada cada día. Una estrategia de subida ligera, desmontando el campo inferior para subir al superior (con la casa a cuestas). Sólo la posible mala climatología o algún imprevisto nos podía obligar a cambiar los planes o retrasarlos. Para eso contábamos sólo con dos días más de margen y la inestimable ayuda de Javier Berrueco, que desde España y a través del teléfono satélite (que esta vez no funcionaba muy bien) nos detallaba con precisión la evolución y previsión del tiempo, que resultaría fundamental para el éxito final. Desde que llegamos a la montaña, él nos enviaba partes y nosotros le confirmábamos comportamientos. Esto nos fue dando durante la aclimatación una idea de la evolución metereológica en la zona, un conocimiento del movimiento metereológico local para cuando llegase el día de cumbre haber aprendido lo suficiente para tomar la decisión adecuada. Lo venimos haciendo en todas las expediciones y fue vital en el Ama Dablam en 2004, y lo fue en esta también.

4 LA CUMBRE

"Javier, el sábado intentamos cumbre, ¿cómo lo ves?". Esta es la pregunta clave y de una enorme responsabilidad. El sábado 13 era nuestro día de cumbre por aclimatación, si no teníamos las opciones del domingo y lunes a más tardar. Respuesta: "El sábado entra mal tiempo justo a partir del mediodía y no mejora en varios días. Vuestra opción será hacer cumbre muy temprano porque esperar una mejoría será más arriesgado".

Así fue como el sábado 13 de enero, a las 2 de la mañana, sonó el despertador. Una buena prueba de la aclimatación conseguida fue que llevábamos durmiendo 6 horas a 6.000 metros como si tal cosa. A esa hora todo lo que no está dentro del saco de dormir está congelado. Es el momento psicológico más duro, donde se necesita toda la voluntad para moverte. Lo primero, encender el infernillo y calentar agua para el desayuno, variar ligeramente la temperatura de la tienda con la misma energía y empezar el proceso de vestirnos como podamos sin perder calor corporal. A las cuatro, desayunados y vestidos, salimos al exterior. No había viento, pero la temperatura superaba los 35º bajo cero y cualquier descuido podía costarnos alguna congelación. Un simple movimiento de aire o brisa a esa temperatura podía ser fatal. No había luna y la montaña aparecía ante nosotros opaca y oscura pero, arriba, un techo de estrellas inmensas parecían alcanzables con sólo estirar un poco los brazos. Y hacia eso íbamos tal vez, a alcanzar esas estrellas desde la cumbre.

La ruta llamada de los Falsos Polacos le da la vuelta a la montaña en sentido este-norte, subiendo hasta alcanzar a la ruta normal a 6.300 metros, en la zona de Independencia. Poco antes nos amaneció espectacularmente, pero el frío aumentó. Ibamos preocupados por varios dedos de distintas extremidades pero seguros de seguir. Entre Independencia y la Canaleta