Dado constantemente por muerto, al menos desde los años 80, el western siempre renace, como lo hace el personaje de Leonardo Di Caprio en El renacido , que es, además de una película del Oeste al estilo de Alejandro González Iñárritu (es decir, más formalista que intensa, más arty que física), una nueva versión de El hombre de una tierra salvaje (Richard C. Sarafian, 1971). Ambas están basadas en el mismo hecho real acontecido en 1820, cuando el guía de un grupo de tramperos fue atacado por un oso (magnífica escena en El renacido ) y abandonado por sus compañeros. Una historia clásica de supervivencia y venganza.

El renacido coincide en la cartelera con otro western esperado, Los odiosos ocho , segunda incursión en el género de Quentin Tarantino tras Django desencadenado (2012). Que el director repita género es noticia, aunque la primera sea una rememoración del euro-western y la segunda sea una mezcla hiperbólica que incluso acepta elementos del giallo italiano.

Si bien la actual industria cinematográfica le ha dado la espalda al western en cuanto a producción normalizada, no puede ser casualidad la existencia al mismo tiempo de dos películas de la envergadura de Los odiosos ocho y El renacido . Algo está pasando, aunque obviamente el prestigio de los dos directores juega a favor. De estar firmadas por otros, posiblemente ni se hubieran hecho.

Así que volvemos a una situación que se ha dado mucho en las dos últimas décadas. Tarantino es un devoto del géne- ro, como también lo son los actores Clint Eastwood, Kevin Costner, Ed Harris y Brad Pitt, quienes han mantenido viva la llama del género en estos 25 años con sus particulares caprichos como actores, directores o productores: Sin perdón, Open Range, Appaloosa y El asesinato de Jesse James por el cobarde Bob Ford .

Esta situación, la de la estrella que quiere protagonizar un western y acaba produciéndolo o dirigiéndolo, se ha repetido con Michael Fassbender, quien ha financiado Slow West (2015), de John Mclean. Estrenada hace unos meses en nuestro país, cumple los requisitos del western de cámara. Rodado en Nueva Zelanda, narra la relación entre un curtido forajido y un joven y atolondrado aristócrata escocés, y aúna secuencias de violencia visceral y otros momentos de poética algo ensimismada.

En escenarios de Sudáfrica se filmó The Salvation (2015), un western danés recién editado en DVD, protagonizado por Eva Green y Mads Mikkelsen, y realizado por Kristian Levring, uno de los firmantes del Dogma 95. Más neoclásica aparece Deuda de honor (2014), de Tommy Lee Jones y aún en cartel. Se trata de un western itinerante con dos protagonistas atípicos, una mujer solitaria y un hombre que ha sido salvado en el último momento de la horca, que buscan su redención personal cruzando el desierto para devolver al redil de la civilización a tres mujeres que han perdido la razón (como Willard y Kurt en Apocalypse Now ).

TERROR Y COMEDIA Y esperando turno (llega el próximo marzo a las pantallas de cine) está uno de los filmes triunfadores en la última edición del festival de Sitges, Bone Tomahawk (2015), de S. Craig Zahler. Si estuvo en el certamen catalán de cine fantástico por algo será. Protagonizada por los actores Kurt Russell, Matthew Fox y Patrick Wilson, mezcla bien western y canibalismo.

Y si puede mezclarse con el terror, también puede hacerse con la comedia: Mil maneras de morder el polvo (2014), estrenada el pasado año, es la particular lectura del género y sus clichés dirigida e interpretada por Seth McFarlane, el creador de la serie Padre de familia y de Ted . Y la cadena Netflix ha producido The Ridiculous 6 (2015), la reconversión que de cintas como Los siete magníficos (aunque el título parece que ironice con lo último de Tarantino) ha hecho Adam Sandler.

Parece que, si bien es verdad que carece de la popularidad de la que gozó antaño, el western ha vuelto para quedarse, aunque sea a la sombra. También lo ha hecho en la televisión, con series como Justified (2010), Infierno sobre ruedas (2011) y Hatfields & McCoys (2012). No son los tiempos de La diligencia , ni siquiera los de Grupo salvaje , es cierto, pero el cine del Oeste se niega a desaparecer. Y muta en cuerpos insospechados.