Cristina López Schilchting Dirige Fin de semana en Cadena COPE y es tertuliana en RTVE y 13TV. Autora del libro Yo viví en un harén. Los años modernos es su primera novela.<b>

-Crecer en la España de los años 70. Un lujo que cualquier niño no se ha podido permitir.

</b>-Efectivamente. Yo creo que es la generación más feliz desde la guerra civil, desde luego. Por dos razones. Porque se superan las miserias de los años 50 a partir de la visita de Eisenhower, a partir de 1959. La situación económica cambia. Y porque los padres se dedicaron al pluriempleo, a dejarse fiar en las tiendas y a todo con tal de que sus hijos tuviesen Reyes.<b>

-Titula su primera novela ‘Los años modernos’. ¿Tan anacrónicos le parecían los años que íbamos dejando atrás?

</b>-No me parecían a mí. Se lo parecía a todos los narradores de aquella época. Desde Eduardo Mendoza hasta Juan Marsé, Antonio Muñoz Molina. Los escritores relataron el tiempo de la autarquía, del aislamiento y del hambre. Y esa circunstancia es completamente diferente de los 70 a los 80.<b>

-Aquellos niños pudieron conocer los juguetes modernos, como la Nancy o los Madelman. Yo aún recuerdo los caballitos de lata.

</b>-Uh! Pues entonces tus padres eran afortunados, porque el soldado de plomo o el tren Payá o la mariquita Pérez eran para una minoría de niños afortunados. La novedad en los años 70 es el juguete viral. Por eso la Nancy y los Madelman son juguetes de multitud. Y esa es la novedad.

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-En su novela, Amelia recoge trapos y cartones para obtener dinero y compra una Nancy.

</b>-Es el problema de la injusticia. Ella percibe, y eso sí te da una idea de cómo estaba España, que no se puede permitir ni una muñeca viral. Y hace un enorme esfuerzo por corregir esa situación. Parte de su educación emocional en un camino en que descubre el mal, la injusticia, el sexo.

<b>-Amelia no es usted, sino el trasunto de la mujer de la época, que decide ser distinta y autónoma.

</b>-Es una mujer que se mira en las monjas de los colegios, que dirigen solas instituciones, y que piensan en estudiar y en labrarse un futuro, y que es, como Amelia, muy atrevida, muy arriesgada y un poco rompedora.<b>-Son los años de la televisión, de Eurovisión, ‘Starky y Huch’. ‘La casa de la pradera’. Cuando la televisión era parte imprescindible de nuestras vidas.

</b>-Era incluso el comienzo de aquello y nos conectaba con Estados Unidos y Europa. Por eso, esa época, a partir de los 70, es tan diferente, porque ya hay una relación con los americanos, Eurovisión nos plantea un nexo con la Unión Europea, que entonces se llamaba Comunidad Económica Europea.

<b>-Su relato transcurre en 1975, año en que muere Franco, y recoge las sensaciones de una niña cuando despierta al mundo adulto.</b>

-Sí. Simultáneamente, se da esa circunstancia de un Franco muy lejano y muy desdibujado, que es como Papá Noel en la emoción colectiva. Un país que avanza rápidamente hacia la Transición, al menos en la mente de las personas y el descubrimiento de la época adulta por parte de la niña. El amor, las primeras preguntas sobre cómo nacen los niños, y el mal. El mal, que es el centro de la novela.

<b>-Entonces, los padres, como decía, se mataban trabajando para dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron. Y en parte, lo consiguieron. ¡Cómo han cambiado los tiempos!</b>

-Nosotros creíamos firmemente en lo que nos dijeron: “Si estudiáis mucho, llegaréis muy lejos”. Los chicos de hoy experimentan una incertidumbre total.