El Arcángel echó el cierre a la temporada 2016/17, que se inició con la aspiración y la apuesta del Córdoba por regresar a Primera División. Estar entre los cinco primeros clubs de la categoría en números de abonados, ingresos por TV y presupuesto global eran motivos suficientes para esa aspiración, aunque sorpresivamente, el límite salarial de la LFP situaba al club blanquiverde en el décimosegundo puesto de la categoría. Por lo tanto, el Córdoba casi clavó, incluso mejoró levemente, ese lugar que le daba a priori el presupuesto deportivo, ya que ha finalizado en el puesto décimo con 55 puntos, a ocho de los puestos de eliminatorias de ascenso y a siete del descenso. Por lo tanto, una temporada decepcionante en cuanto a las aspiraciones que debe tener una sociedad deportiva con el respaldo que tiene el Córdoba CF, aunque también cumplidora con el presupuesto deportivo dedicado al proyecto.

Pero la temporada, además de decepcionante, ha sido abrupta. Se inició con un presidente, Carlos González, un director deportivo, Emilio Vega, y un entrenador, José Luis Oltra. Y se acaba con tres caras diferentes: Alejandro Golnzález, Álex Gómez y Luis Miguel Carrión. En el fondo, nada cambia, ya que el propietario es quien continúa decidiendo todo en la entidad blanquiverde.

De ahí que El Arcángel, anoche, dedicara más de un recuerdo a la propiedad. Desde el «González vete ya» hasta «dónde están los millones», incluyendo una pancarta conminándole a realizar el traspaso del paquete mayoritario de acciones, los 90 minutos del partido fueron una especie de plebiscito en el que la afición volvió a mostrar su desacuerdo y enfado con la gestión del club, al que se reclama mayor inversión en el objeto principal de la SAD: el fútbol. Posiblemente ese haya sido uno de los motivos por los que Vega y Oltra ya no están en el Córdoba. El director deportivo, como sus antecesores, no tuvo fuerza en la capacidad decisoria en materia deportiva y, cuando la tuvo, no anduvo excesivamente acertado. De hecho, lo mejor de su labor en esta temporada se centra en la llegada en invierno de Bíttolo y Aguza, ya que Javi Lara volvió a la entidad blanquiverde por otros conductos.

Por su parte, Oltra jugó un papel similar. Públicamente defendió la plantilla tras la marcha de pesos pesados como Florin Andone, Xisco y Fidel y el insuficiente rearme defensivo. En privado comentaba cosas muy distintas. De hecho incluso llegó a reconocer que pidió más de un futbolista antes del inicio de Liga, sin éxito. Ahí empezó a cavar su tumba el técnico valenciano.

Luis Miguel Carrión le relevó y tras un corto período positivo, el equipo entró en un profundo bache en el que llegó a tocar puestos de descenso. Él mismo reconocía anoche que «con mi media de puntos, 1’38 por partido, no daría para entrar en eliminatorias de ascenso», en clara alusión a que esta plantilla no podía dar más de lo que ha ofrecido.

Con unos números como visitante que dan miedo -una sola victoria lejos de casa en el 2017-, el catalán ha cimentado la salvación del Córdoba en El Arcángel, en donde ha sumado 23 puntos de los 27 últimos disputados.

Con una Segunda División que ha bajado notablemente su nivel futbolístico en los últimos años, el planteamiento de la entidad blanquiverde no es, ni mucho menos, rupturista. Una campaña como la que se ha sufrido hubiera significado una renovación notable del plantel. Pero el Córdoba está muy lejos de esa idea. Aparentemente, el 70% de la plantilla continuará la próxima temporada y lo hará con el mismo Carrión al frente, al que hasta en dos ocasiones le llegarón a advertir durante su periplo que sería destituido y por otras dos «repuesto». La segunda, además, con la promesa de que si salvaba al equipo continuaría la próxima campaña como entrenador en Segunda. Carrión comentó anoche que «hay motivos para que el club confíe en mí y yo tengo confianza en mí» y recordó que hizo historia con el filial, al firmar «la mejor campaña» en el segundo equipo cuando logró el ascenso a Segunda B.

Precisamente, el filial será protagonista la próxima temporada, según su propio técnico. Marc Vito (por el que se interesa el Real Madrid-Castilla), Mena y Ortega -que debutaron ayer-, Quiles, Esteve y, por supuesto, Javi Galán, formarán parte de la primera plantilla, que será reforzada con algún hombre importante, aunque como él mismo reconoció «no es fácil, porque cuando son importantes los quieren 15 equipos de Segunda».

Así, la 2017/18 apunta a una línea claramente continuista, con un grueso amplio de futbolistas que han estado ya esta temporada, complementados por jugadores del filial y rematada, en teoría, con algún jugador diferencial en la categoría. Eso sí, el entrenador blanquiverde dejó claro que el objetivo no cambiará, aunque evitó la palabra ascenso: «El objetivo es jugar bien y estar lo más alto posible». Obviamente, y así lo reconoció el propio Carrión, no se puede pelear contra los tres recién descendidos, aunque también hay que recordar que su rival, ayer, se va a Primera División con un límite salarial deportivo de seis millones de euros (más de un millón por encima del blanquiverde), aunque con un presupuesto de 9,5 millones, siete millones menos del que ha manejado el Córdoba en esta temporada.

Una temporada en el que la sensación generalizada ha sido que la entidad blanquiverde se ha quedado lejos, muy lejos, de lo que su capacidad económica y respaldo social pueden abarcar. Aunque vistos los mensajes que salen desde El Arcángel, la próxima arranca con el mismo planteamiento. Plantel actual -con la salvación matemática en la jornada 41-, complemento de chavales del filial y algún fichaje diferencial. El adiós se ha convertido en un hasta luego.