Que el sector del aceite de oliva español solo sea capaz de vender con marca propia el 36% de todo lo que se consume deja muy claro dónde están los deberes de la industria olivarera. Podemos ser líderes en producción, pero el valor añadido sigue yéndose a otros lugares. Por el contrario, el 64% del aceite que se vende en las grandes superficies lleva marca blanca. A esto hay que unir el alto porcentaje que no es virgen extra. La industria del aceite está logrando mantenerse (no hay que olvidar el importante peso que tienen las ayudas de la PAC), pero el deseado cambio en el sector sigue sin producirse.