La afición del Córdoba se quedó cantando el himno de Queco en Pucela. Poco después salían los jugadores cabizbajos, con un Paco Jémez intentando animar a los suyos aplaudiendo a diestro y siniestro. El conjunto blanquiverde disputaba por primera vez en su historia una fase de promoción a Primera División. Era la primera campaña de Carlos González en la presidencia de la sociedad anónima deportiva. Nos sobran los motivos fue el lema de la campaña siguiente, la más ilusionante de los últimos años hasta ese momento, pero en aquel entonces, la plantilla y la afición se dejaron un pedacito de su corazón en el José Zorrilla.

La otra parte de la historia la escribía Miroslav Djukic. El Valladolid era sin duda el equipo que llegaba más fuerte a aquella fase de promoción. Después de apear a los de Jémez con un contundente 3--0 en el norte de Castilla, el serbio se enfrentó al Alcorcón. Los alfareros venían de superar al Hércules, el exequipo de Djukic con el que no logró la permanencia después de estar solo las 9 últimas jornadas en el Pérez Rico. El Valladolid venció por la mínima en Santo Domingo y empató en Pucela para devolverles a la máxima categoría dos temporadas después.

Tras la gesta, Djukic logró la más difícil todavía con una plantilla similar a la que había conseguido el ascenso: selló la permanencia a falta de tres jornadas para que concluyese el campeonato, algo que no hacía el Valladolid desde hacía 10 temporadas. El buen hacer con el conjunto pucelano le valió al serbio para fichar por un club grande, con aspiraciones europeas. Así, el año pasado Djukic fue a parar a un Valencia ya señalado por mil líos extradeportivos. No le fue bien en Mestalla, donde duró 16 jornadas después de perder ocho partidos. No obstante, en el conjunto che coincidió con Fede Cartabia, a quien le concedió la titularidad en 10 de los 16 partidos ligueros que dirigió, además de cuatro más en UEFA y otro de Copa del Rey.

No será la única cara conocida que se encuentre Djukic en el plantel blanquiverde pues también será el reencuentro con su compatriota Aleksandar Pantic (antes de que este tuviese siquiera ficha de jugador profesional), con el que coincidió en el Partizán de Belgrado cuando el hoy entrenador del Córdoba se encargaba de la dirección técnica. Antes se había hecho con el subcampeonato de Europa sub 21 con Serbia.

Dejó el equipo de Belgrado para tomar las riendas de la absoluta. También cuenta con experiencia en el fútbol europeo. Dirigió al Royal Excelsior Mouscron de la liga belga, de donde llega Fede Vico, hasta la desaparición del club.

Un penalti para olvidar

Mucha más extensa es la carrera de Djukic como jugador. Formó parte del Súper Dépor que pasó de Segunda a levantar la Copa y una Supercopa. Podría tener un palmarés más abultado con la entidad gallega, pero Djukic falló un penalti ante el Valencia en el último minuto dando la Liga al Barcelona.

Un par de años después, en la temporada 97/98 el serbio fue a parar precisamente al conjunto che con el que ganó la Intertoto, la Copa del Rey, la Supercopa de España y una Liga.

Ahora tiene por delante el reto de plasmar toda su experiencia en el campo y en los banquillos para lograr la gesta: la permanencia del Córdoba en Primera División.