De camino a Malmö (I)

En el restaurante de Ramón del Castillo 20 años después de OT y Eurovisión: “Veo a un chico agotado que pidió ayuda y no se la dieron”

Representó a España con ‘Para llenarme de ti’ y logró una meritoria décima plaza que sólo rebasó Chanel en 2022: hoy, de vuelta en Canarias, compagina la hostelería con su propio sello discográfico

Ramón del Castillo, en el restaurante que abrió en 2020 tras dejar Madrid.

Ramón del Castillo, en el restaurante que abrió en 2020 tras dejar Madrid. / José Carlos Guerra

Pedro del Corral

Era difícil repetir la hazaña de Rosa López en Eurovisión. No sólo devolvió a España al olimpo, sino que también disparó el interés por el certamen. Ramón del Castillo cogió el testigo de una Beth que, aunque a disgusto, hizo de Dime un himno atemporal. El reto era considerable, pues se trataba de mantenerse arriba y de reenamorar al país. Su Para llenarme de ti lo logró a pesar de las vicisitudes: terminó décimo, una posición que sólo rebasó Chanel 18 ediciones después. Aquel 2004, catapultado por Operación Triunfo, parecía el inicio de una carrera prometedora… pero, en realidad, fue el principio de un final (casi) anunciado. Tras editar dos elepés, dejó la música. Así que optó por estudiar Producción Audiovisual, lo que le abrió las puertas de Noruega. Allí trabajó cuatro inviernos y, al regresar, se puso al frente de la gira de Manuel Carrasco. Pasó por Sony Music, pero la paternidad le animó a volver a Las Palmas de Gran Canaria. Dos décadas después, regenta un restaurante mientras pone en marcha su propio sello discográfico.

“Estoy a tope. He tardado en arrancar… Cuando lo he conseguido, ya tenía a siete artistas esperando”, dice Ramón. Tiene 38 años y, a pesar del tiempo, conserva la sonrisa de antaño. Aquella que, en la olvidadísima tercera hornada de OT, le ayudó a conquistar a la masa: “Me presenté al casting porque necesitaba escapar de la isla. Por aquel entonces, salía bastante a navegar. Me atraía lo desconocido. Quería conocer el mundo y el programa fue una vía”. Terminó segundo por detrás de Vicente Seguí, pero la medalla de plata no le aseguró la popularidad que antes alcanzaron David Bisbal, Chenoa, Nuria Fergó, David Bustamante, Gisela… En parte, por el distanciamiento entre la productora y la cadena pública. Y, obvio, por la saturación de un mercado cada vez más lleno de ex concursantes.

'Es así' (2004) y 'Cambio de sentido' (2006) son los dos únicos discos que Ramón ha publicado.

'Es así' (2004) y 'Cambio de sentido' (2006) son los dos únicos discos que Ramón ha publicado. / José Carlos Guerra

A principios de los 2000, TVE decidió que el representante de España en Eurovisión saliera de este formato. De tal manera que, tras la correspondiente final, se organizarían unas galas especiales para seleccionarlo. El público eligió a Ramón. “Me despertaba curiosidad, la verdad. Pero tanto como querer ir… No sabía si me hacía ilusión o me daba miedo. En cualquier caso, me lo tomé bien y lo di todo. Tengo que confesar que ésta era la canción que menos me gustaba de las tres que defendí. No iba con mi musicalidad. Y, además, me costaba cantarla porque no me sentía cómodo vocalmente. No obstante, a día de hoy, puedo decir que era la mejor opción. Por lo que los espectadores no se equivocaron”, asegura. ¿Cabía la posibilidad de rechazar el viaje a Turquía, el país anfitrión? La respuesta es clara: “No. Era obligatorio. Incluso había una cláusula de dinero que debías pagar si te negabas”. Recibió 87 puntos, seis más que sus predecesoras. Aunque ellas acabaron algún que otro puesto por encima: séptima y octava.

Se rumoreó que Para llenarme de ti era un descarte de David Bisbal, ¿es cierto?

A mí también me lo dijeron. Y me cuadra porque, en aquella época, él estaba preparando el álbum de Bulería. El tema apareció antes de Eurovisión. Era de Kike Santander, un semidios para muchos. Todo lo que venía de él era un éxito asegurado. Intentaron incluirla en el disco recopilatorio de OT. De hecho, se la ofrecieron a Sonia Poblet y la desecharon al final. Volvió a aparecer para el festival. Lo más probable es que hubiese gente con intereses editoriales detrás porque, si la grabábamos, ellos se llevarían un cacho.

Si pusiéramos la actuación ahora, ¿qué vería?

A un chico agotado que pidió ayuda y no se la dieron. No me gusta. Cuando uno se ve a sí mismo tiende a recordar la emoción que le vertebraba y, entonces, yo me sentía lamentable. Dicho esto, la delegación me trató genial. Bueno, entre comillas porque me programaban directos a las dos de la madrugada cuando me tenía que levantar a las seis para ensayar. Y no lo tenían en cuenta.

¿La experiencia le ayudó a impulsar su debut?

El problema es que la canción no iba conmigo a nivel musical. Así que, desde el primer día, comenzó una cuenta atrás para mi retirada. Si tu tema más famoso no te gusta, es complicado seguir. Sobre todo porque el público te lo va a pedir siempre. Tampoco tenía a un equipo de marketing detrás que me fuese a ayudar a dar un giro. Es cierto que, gracias a Eurovisión, trabajé ocho años y gané dinero… pero haciendo algo que no me gustaba.

Nueva vida en Noruega

Es así (2004) y Cambio de sentido (2006) son los dos únicos discos que Ramón ha publicado. El primero lo lanzó con Vale Music, la empresa encargada de desarrollar la carrera de los triunfitos, nada más acabar el programa. A pesar de las prisas, las ganas jamás flaquearon. Se estrenaba en la industria y, por tanto, quería controlar hasta el último detalle. Sin embargo, el resultado fue otro: “Me lo dieron prácticamente hecho. De los 30 temas que me ofrecieron tenía que seleccionar 13. No me gustaba ninguno, pero les dio igual. Así que me dediqué a escoger los menos malos”. Alcanzó el número 6 en ventas. Dos años después, autoeditó el segundo sin demasiada repercusión. “No puedo escuchar ninguno. Ni siquiera el que me hice yo. Si bien le puse cariño, ahora me parece malísimo”, mantiene.

La relación con Vale Music se deterioró en cuestión de semanas. De ahí que, tras descubrir el camino que le tenían trazado, Ramón solicitara la carta de libertad inmediata: “Me llegó el chivatazo de que no querían seguir contando conmigo. Incluso me tacharon de problemático cuando, para mí, fue lo contrario. Aquel verano hice todo tipo de galas para que ellos ganaran dinero. Eso sí, conciertos míos sólo cuatro. Uno de aquellos eventos era en Albacete y querían que cogiese un tren a Valencia para, desde allí, montarme en el coche del padre de otra artista de la compañía hasta el destino. De casualidad, encontré en internet un vuelo que costaba 100 euros. Les llamé para comentárselo porque así, si llegaba pronto, podría descansar y uno de los jefes me dijo que quién coño me creía. Ya había vivido alguna coyuntura parecida. Pero ésta fue la gota que colmó el vaso. Se acabó, esa peña no merecía la pena. Así que, cuando me enteré de que no iban a sacarme ningún álbum más cuando tenía firmado tres, decidí salir de allí lo antes posible”.

En 2010, Ramón abandonó la música y decidió estudiar Producción Audiovisual en Las Palmas.

En 2010, Ramón abandonó la música y decidió estudiar Producción Audiovisual en Las Palmas. / José Carlos Guerra

En 2010, abandonó la música y, antes de estudiar Producción Audiovisual en Las Palmas de Gran Canaria, tomó distancia para regular su nueva vida. Aunque no necesitó ayuda psicológica, sí precisó tiempo para digerir los cambios. “Con 18 pensaba que iba a vivir de ella y, de repente, me vi en casa de mi madre otra vez. Eso me hizo aprender muchísimo”, subraya. Las prácticas las realizó junto Manuel Carrasco en su gira, donde conoció a la persona que le recomendó emigrar a Noruega. Necesitaba demostrarse que podía hacer otras cosas por sí mismo, así que no dudó. “Para legalizar mi situación, me puse a currar en un bar durante seis meses. Me vino genial para aprender el idioma. Al poco, entré en una productora y empecé a enganchar trabajos. Estuve cuatro años”.

De vuelta a España, Carrasco volvió a contar con usted.

Sí, necesitaba una persona de confianza porque ya estaba llenando pabellones. Estuve 2017 con él hasta que, en diciembre, alguien de su equipo se fue a Sony Music y me fichó. Llevaba a Melendi, India Martínez, Jorge Drexler, Niña Pastori o Pol Granch.

¿Por qué lo dejó?

Fui padre. Y, cuando mi mujer se quedó embarazada del segundo, acordamos volver a Canarias. Es curioso que aquel niño de 18 años que vivía ansioso por dejar la isla, de pronto, con 34 quiso regresar.

¿A qué se dedica hoy?

Empecé de cero. Y abrimos un restaurante. Se llama Surkos. ¿El problema? Que lo hicimos justo antes de la pandemia. Con lo cual hemos vivido los cuatro peores años de la hostelería en España. Pero, bueno, como suelo decirle a mi mujer, estamos aprendiendo a sobrevivir. Además, hace unos meses, tomé la decisión de recuperar la música. Y, recientemente, he montado el sello MilloSoloCanarias. Estoy encantado.