José dice no tener sueños para sí mismo. "Gracias a Dios, yo ahora estoy bien", explica, "ojalá tuvieran la misma suerte que yo otros compañeros". Lo que le preocupa es que la pobreza o la exclusión se convierta en algo normal. "Estar en la calle es una lotería, hay mucha gente que nunca habría pensado acabar así". Por su experiencia sabe que "cuando estás en la calle lo que más se agradece es el calor humano, la conversación, que la gente no pase de largo por tu lado sin mirarte a la cara".