No lo reconocen abiertamente, ni una mención este sábado al tema. Pero la ley del 'sólo sí es sí' tal cual está tiene sus días contados. Hasta el último minuto, ayer mismo, la defendía la propia minsitra de Igualdad. Por activa. "Es una ley sólida y permite proteger a todas las víctimas". Y por pasiva. "La ley del 'sólo sí es sí' es una ley sólida". Aunque, parece, no tanto. Comparten la preocupación de la sociedad española por las rebajas de penas. "Precisamente, porque estamos preocupadas estamos también ocupadas en hacer todo lo que está en nuestra mano y todo lo que sea necesario", reconocía el viernes Irene Montero.

Y eso al final se va a traducir en hacer cambios en la ley. Todo apunta, sólo matizarla, porque se sigue insistiendo que al revés, que las penas serán más altas con esta ley, que todo ha pasado por la mala aplicación de algunos jueces machistas. "Y además ese machismo compromete la integridad y la imparcialidad de los sistemas de justicia", defendía Montero hace unas semanas.

Y, hoy mismo, añaden una causa de fondo. "Es una absoluta ofensiva. Presiones por parte de sectores conservadores que quieren echar para atrás el consentimiento", ha dicho Isa Serra, la portavoz de Podemos. Y a los contrapesos que puedan poner el PSOE que, argumentan, también está recibiendo esas presiones. Sus ministras, cierto, defendían el espíritu, no tanto la letra.

"Lo que no es bueno echar las culpas a nadie y todos debemos hacernos la autocrítica", afirmaba hace unos días la titular de Defensa, Margarita Robles. "Y estudiar el texto legal porque, evidentemente, no era el objetivo de la ley", añadía la de Hacienda, María Jesús Montero. En concreto, más de 250 rebajas de condena, más de una veintena de excarcelaciones, demasiados casos como para no zanjar la cuestión, que ni la malversación ni la sedición estaban haciendo tanta mella.