Los expertos despejan la duda: esto es lo que ocurre en tu cuerpo si te comes la piel del pollo asado

Para muchas personas, es una auténtica fuente de preocupación el saber si realmente es o no saludable ingerir la piel del pollo asado

Los expertos despejan la duda esto es lo que ocurre en tu cuerpo si te comes la piel del pollo asado

Los expertos despejan la duda esto es lo que ocurre en tu cuerpo si te comes la piel del pollo asado

Cuando se trata de disfrutar de un delicioso plato de pollo asado, uno de los aspectos que a menudo genera polémica es la piel: algunas personas la desechan de inmediato, considerándola una fuente innecesaria de calorías y grasas, mientras que otras la saborean con entusiasmo, apreciando su sabor y textura crujiente.

Pero, ¿qué opinan los nutricionistas sobre la costumbre de consumir la piel del pollo asado? ¿Es una práctica que deberíamos adoptar o deberíamos evitarla por completo? La solución a estas preguntas ha sido una incógnita durante mucho tiempo pero, por suerte, la nutricionista y cocinera Marta Verona la ha despejado en un artículo para el medio Saber vivir: "La duda sobre si es saludable o no comerlo con piel es muy común, pero no debes preocuparte".

Por un lado, es indiscutible que la piel del pollo aporta una dosis significativa de grasa, lo que contribuye a su atractivo sabor y su textura crujiente. No obstante, esta capa de piel también es una fuente considerable de calorías y grasas saturadas.

En palabras de Vernona, "comer la piel del pollo ocasionalmente como parte de una dieta equilibrada generalmente no es perjudicial. Sin embargo, si tienes preocupaciones específicas relacionadas con enfermedades cardíacas o el colesterol alto es posible que desees evitarla o limitar su consumo".

Para quienes siguen una dieta que busca limitar la ingesta calórica y reducir la cantidad de grasas saturadas, podría ser conveniente optar por retirar la piel del pollo antes de consumirlo. La grasa saturada en exceso puede elevar los niveles de colesterol en sangre y aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, si tienes antecedentes de problemas cardíacos o preocupaciones relacionadas con el perfil lipídico, la eliminación de la piel del pollo podría ser una elección más saludable.

Otro aspecto a tener en cuenta es la posible acumulación de productos químicos en la piel del pollo, especialmente en aquellos criados en condiciones no ecológicas. Los pesticidas y otros productos químicos utilizados en la industria avícola pueden dejar residuos en la piel de las aves. Consumir estos residuos podría tener efectos negativos en la salud a largo plazo. Por lo tanto, si se decide incluir la piel del pollo en la dieta, es importante considerar la procedencia de las aves y optar por productos de calidad, como el pollo ecológico, que se crían con prácticas más saludables y sostenibles.

Es fundamental recordar que, como en muchos aspectos de la nutrición, la moderación es la clave. Consumir ocasionalmente la piel del pollo asado probablemente no causará problemas de salud significativos. Sin embargo, cuando se convierte en un hábito diario o frecuente, la acumulación de calorías y grasas saturadas puede tener un impacto negativo en la salud general. Es por eso que se recomienda consultar a un nutricionista o profesional de la salud ante posibles dudas sobre la inclusión de la piel del pollo en la dieta habitual.

La decisión de comer o no la piel del pollo asado depende en gran medida de los objetivos nutricionales de cada persona y de su estado de salud. Para quienes están buscando reducir la ingesta de calorías y grasas saturadas, retirar la piel del pollo puede ser una elección inteligente.

Además, considerar la procedencia de las aves y optar por productos de calidad puede ayudarte a evitar la exposición a productos químicos no deseados. En última instancia, la moderación y la consulta con un profesional de la salud son clave para tomar decisiones informadas sobre la alimentación y asegurarse de que se está cuidando el cuerpo de la mejor manera posible.