El profesor de Filosofía de la UCO José Carlos Ruiz Sánchez ha sido reconocido con la Bandera de Andalucía de las Ciencias Sociales y las Letras. Filósofo y promotor del Pensamiento Crítico, Ruiz, es conocido, sobre todo, por la publicación de libros que acercan la filosofía al gran público con títulos como Filosofía ante el desánimo o El Arte de Pensar. Además de colaborar habitualmente en prensa y suplementos culturales, es autor igualmente de diferentes ensayos donde reflexiona sobre las relaciones entre filosofía y educación.

¿Qué supone para usted recibir esta distinción?

Es un cúmulo de sensaciones e ideas que no es fácil de resumir. Por una parte, supone poner el foco en mi objeto de trabajo, la filosofía y el pensamiento crítico, que no siempre han tenido visibilidad ni reconocimiento social, político o mediático. También lo percibo desde la concesión de un honor cuya aceptación me conmina a seguir trabajando, si cabe, con más determinación. Y finalmente me siento muy agradecido a todas las personas que me han acompañado en este proceso, desde mi familia, a la que le he robado tiempo y cuidados, pasando por mis compañeras y compañeros y muy especialmente a mi maestro, el catedrático de filosofía de la UCO Ramón Román.

Su principal línea de trabajo ha sido el pensamiento crítico (ahí es nada). En momentos como los que vivimos, ¿Es más difícil desarrollar el juicio crítico que en otras épocas?

Creo que siempre ha sido difícil porque existe una tendencia natural a la mimesis en los procesos reflexivos, unido a la comodidad de asumir ideologías que se presentan como productos cerrados de fácil consumo. Pero es cierto que la irrupción de la omnipantalla en nuestras vidas, con el plácido secuestro atención al que suele conllevar, está sustituyendo los procesos analíticos subjetivos, que se basaban en la experiencia vivencial del sujeto con el entorno, por un entretenimiento interactivo cada vez más digitalizado que potencia una hiperactividad, mermando la posibilidad de reflexión.

¿Y la Filosofía? ¿Qué papel debe jugar en la sociedad actual?

El de siempre, por una parte, debe seguir orientado su trabajo a elevarse intelectualmente hacia la comprensión de la Idea, y por otra parte, precisa facilitar las herramientas oportunas para aplicar el pensamiento crítico al plano de lo real. Si bien es cierto que apremia hacer algunos reajustes en lo referente a los modelos de transmisión.

Lleva muchos años investigando y enseñando, ¿Cuáles han sido sus principales motivaciones?

En ambas tareas siempre he tenido la misma motivación, procurar que las personas que se acercan a mis clases o a mis obras tomen conciencia de la necesidad de activar el pensamiento crítico en los procesos de construcción identitarios. Desde hace varios años imparto docencia en el máster del profesorado de la UCO, donde trato que los futuros docentes conozcan un poco las herramientas que configuran el análisis crítico. Y en la actualidad, donde mejores condiciones, personales y profesionales, he encontrado es en la Facultad de Ciencias de la Educación de Córdoba, cuya riqueza en actividades culturales y de formación ofrece un ambiente muy favorable para mi trabajo, junto con la Facultad de Filosofía y Letras, donde la interculturalidad y la variedad de grados estimula la diversidad del pensamiento.

La pandemia ha puesto el acento en la investigación científica pero de repente nos hemos topado con la angustia, la soledad, el miedo y muchos problemas mentales. ¿Nos hubiera ido mejor con un poquito de esa Filosofía ante el desánimo?

Antes, durante y después de la pandemia uno puede acercarse a la filosofía desde la perspectiva de fármaco. Creo que estamos en un buen momento para poner en valor la Filosofía entendida como una argamasa que unifique de manera sólida y uniforme la configuración de la identidad.

Usted es un gran divulgador, son conocidas sus colaboraciones en prensa y en el programa de radio La Ventana, de la Cadena Ser. ¿Cree que faltan espacios en los medios para la divulgación del conocimiento, especialmente, para la Filosofía?

Hoy el espacio de exposición mediática es tan vasto que lo más complicado no es tanto asomarte a la plaza pública, sino captar la atención. Ni hablar ya de lograr mantenerla. La pandemia ha provocado un fenómeno muy singular en lo referente a la percepción social de la filosofía. Durante los meses de confinamiento, los medios de comunicación pusieron el foco en la filosofía como recurso epistemológico para tratar de entender lo que estaba pasando. Hemos necesitado un apocalipsis para que los medios pongan el valor la filosofía y me temo que eso no va a cambiar mucho. Sin embargo, si bien no creo que sean buenos tiempo para la filosofía en profundidad sí creo que existe un ambiente muy favorable para el estímulo filosófico.

Antes le preguntaba cuáles han sido sus motivaciones a la hora de investigar y enseñar y ahora le pregunto por la huella que espera estar dejando en sus alumnos.

Me conformo con despertarles el interés, y si además logro que sonrían un poco cuando se acuerden de las clases, entonces miel sobre hojuelas.