En pleno -y renacido- debate público sobre la legalización o el abolicionismo de la prostitución en conexión con la trata de mujeres, Francisco Carpintero Benítez (hasta su jubilación catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Cádiz) ofrece una interesante mirada sobre este tema en su reciente ensayo La prostitución en la Edad Moderna. Reglas morales (Europea Ediciones, Madrid, 2021, 315 pp.).

Carpintero estudia el tratamiento jurídico, teológico y moral de la prostitución en Europa entre 1648 y mediados del S. XVIII. En efecto, en el seno de la Europa post westfaliana, reformada y rota religiosamente, se sostuvieron posiciones teóricas distintas, por veces confusas y en ocasiones contradictorias sobre la prostitución y las cuestiones éticas y legales que la que la rodeaban. Este debate teórico prácticamente desaparece sobre 1750 por influencia de las corrientes jansenistas que, desde el protestantismo, proyectaron su puritanismo extremo en las regiones católicas. A esta altura, teólogos y juristas dejaron simplemente de mencionar este tema.

En el texto, el autor del ensayo prefiere dar voz directamente a los distintos autores que desfilan por sus páginas. Así, de forma intercontextual, Carpintero hilvana de modo ameno un rosario de argumentos a favor o en contra de cada uno de los asuntos que aborda. Es importante subrayar que los referidos autores son tanto moralistas como juristas, pues como advierte el autor “los teólogos estudiaban temas de derecho, y los juristas actuaban frecuentemente como maestros de la teología moral”.

El libro se divide en dos capítulos que culminan en una breve reflexión personal. En el primer capítulo se contextualizan determinadas cuestiones relacionadas con las relaciones entre hombres y mujeres que eran objeto de estudio y de juicios jurídicos y morales en aquella época: los vestidos y adornos de las mujeres, los escotes, cremas, depilaciones, o las relaciones prematrimoniales. En el segundo capítulo se aborda «el meretricio estricto»: quiénes son prostitutas, la libertad para ejercer la prostitución, la licitud de su ejercicio y del pago que por él se recibe, la trata de mujeres, los lugares de prostitución (incluso la tercería locativa), el estupro, el rapto, y el concubinato.

Sorprende, mudando lo que haya de cambiarse, la actualidad de los problemas éticos y jurídicos planteados por estos autores a caballo entre el siglo XVII y XVIII, sobre todo en lo atinente a la licitud (moral y jurídica) de la prostitución. El lector podrá comprobar cómo, en términos generales, desde antiguo conviven dos posturas doctrinales bien distintas: la de aquellos que considerándolo un mal moral toleran la prostitución en el plano civil, y la de quienes, desde el más riguroso puritanismo, la consideran un mal social en todo caso que es necesario abolir. Puede, incluso, que alguien se sorprenda al leer que, en general, los autores más tolerantes (¿progresistas se podría decir hoy?) en estas cuestiones fueron los teólogos y juristas católicos que siguen la estela de Tomás de Aquino: el cardenal Cayetano, Domingo de Soto o Diego de Covarrubias (presidente del Consejo de Castilla y Obispo de Segovia) son ejemplo de ello. En el otro extremo (¿conservadores, en lenguaje actual?), los moralistas juristas y teólogos protestantes, entre ellos los más representativos de la llamada Escuela de Derecho Natural Moderno, como Pufendorf, o Thomasius.

Un libro, en suma, que conjuga erudición y amenidad, y que nos enseña que hay cuestiones que son eternas en la historia del pensamiento moral y jurídico y que por ser esencialmente humanas, reclaman un abordaje anclado en la realidad humana.

*Profesor de Filosofía del Derecho en la UCO.