La Unidad de Atención Psicológica (UNAP) de la Universidad de Córdoba ha registrado un importante aumento de la demanda en este último año en el que, como explica su director (provisional), Juan Antonio Moriana, «ha habido distintos momentos y diferentes tipos de demandas». Así, en un primer momento se observó «un aumento de problemas asociados a la situación de incertidumbre y preocupación general que se sufrió con el inicio del confinamiento y el cambio abrupto en las rutinas» como problemas de sueño, con la organización del tiempo y las tareas, dificultades en la convivencia (para algunos implicó volver a convivir con sus familias, o dejar de interaccionar físicamente con sus parejas, amigos…), preocupación y estrés por los cambios en la dinámica de las clases y la exigencia en las tareas.

«Con el avance de la situación, comenzaron a manifestarse otros problemas más relacionados con el estado de ánimo y síntomas de ansiedad», señala el director de la unidad, quien apunta que en esta etapa se constató entre quienes acudían a la UNAP «preocupación persistente, incertidumbre, miedos y ansiedad social, desmotivación, dificultades para concentrarse o para llevar a cabo distintas tareas», entre otros.

«En el caso de pacientes que ya estaban siendo atendidos, hubo también algunos casos donde se observó el empeoramiento o manifestaciones de nuevos síntomas», refiere Moriana.

Rendimiento

Es difícil saber si esas emociones negativas -la incertidumbre, la sensación de no estar aprovechando los estudios como lo habrían hecho un curso normal, el aislamiento…- pueden estar afectando al rendimiento general del alumnado. «No estamos seguros de si esta situación se ha visto reflejada en los resultados académicos. Desconocemos si ya existen cifras objetivas que comparen el rendimiento de este periodo con el de años anteriores», indica el responsable de la Unidad quien, puntualiza que «posiblemente, la experiencia subjetiva de muchos estudiantes es la de que su rendimiento se ha visto afectado». Sin embrago, «también se han puesto en marcha adaptaciones tanto en la metodología docente como en las modalidades de evaluación dentro de la universidad, que pueden haber compensado o amortiguado este impacto».

Profesorado

«Para el profesorado ha implicado un importante desafío afrontar la docencia en estas circunstancias. La adaptación a escenarios cambiantes, al uso de nuevas tecnologías y a metodologías de trabajo diferentes a las habituales implica un gran esfuerzo de adaptación y en muchos casos ha generado sobrecarga», resalta Juan Antonio Moriana. Al igual que le ha ocurrido a muchas otras personas y profesiones, «muchos docentes se han visto en sus casas con sus hijos a los que tenían que atender a la vez que debían estar conectados a sus clases y todo esto ha sido difícil de conciliar. Esto puede constituir un factor de riesgo para el estrés, la ansiedad o precipitar problemas en el estado de ánimo», subraya el director de la UNAP.

El final de este curso está coincidiendo con la disminución de los índices de contagio y el aumento progresivo de la vacunación. «Creemos que este momento puede ser una oportunidad para tomarse un tiempo para reflexionar sobre nuestros propios mecanismos de afrontamiento y nuestra experiencia frente a lo ocurrido. Si detectamos que necesitamos ayuda u orientación de tipo profesional, es un buen momento para solicitarla», anima Moriana, quien hace hincapié en que «en este cierre de curso, puede ser importante reevaluar la situación, tomar conciencia de nuestros recursos y prepararnos de manera activa de cara a la nueva etapa que comienza».

Respaldo psíquico y formación

La Unidad de Atención Psicológica (UNAP) del Servicio de Atención a la Diversidad de la Universidad de Córdoba tiene como finalidad ofrecer apoyo psicológico gratuito a la comunidad universitaria: estudiantes, personal docente e investigador (PDI) y personal de administración y servicios (PAS). Además, «como una institución universitaria, pretende dar también formación práctica en el ámbito psicológico a los y las estudiantes universitarios», reseña su director, Juan Antonio Moriana. La UNAP cuenta actualmente con cinco profesionales de la psicología y dos de apoyo administrativo y de gestión que atienden las consultas y realizan una valoración psicológica, orientación y asesoramiento y si es necesario, un abordaje terapéutico. Las consultas más habituales están relacionadas con problemas adaptativos, ansioso-depresivos, ansiedad ante exámenes y otras dificultades académicas y problemas en las relaciones interpersonales. Cada vez se va normalizando la idea de pedir asistencia psicológica. «Buena parte de la población atendida no tiene un trastorno, son personas normales que sencillamente tienen dificultades o problemas para los que le viene bien buscar una orientación», comenta Moriana quien dice que «otras personas sí pueden tener un trastorno mental y también son atendidas, pero nuestra actitud no es psicopatologizar diagnósticos o clasificar comportamientos o personas, estamos orientados a intentar ayudarles a solucionar o afrontar sus adversidades y potenciar sus fortalezas, ya sean problemas leves o derivados de algún trastorno más grave».