FICHA DEL FESTEJO

Ganado: Seis toros de El Capea-San Pelayo, correctamente presentados y manejables y colaboradores en líneas generales, aunque con tendencia a aplomarse en el último tercio.

Andrés Romero, ovación y vuelta tras petición.

Lea Vicens, ovación y ovación tras aviso.

Guillermo Hermoso de Mendoza, dos orejas y oreja.

Incidencias: El caballo "Máximo", de la cuadra de Andrés Romero, resultó corneado en el vientre con evisceración de intestinos. Fue trasladado a una clínica de Aznalcóllar para ser intervenido quirúrgicamente.

La plaza registró un tercio de entrada, aproximadamente la mitad del 60% aforado para la venta en una tarde espléndida.


 El joven jinete navarro Guillermo Hermoso de Mendoza, que brilló a un gran nivel y abrió una ancha sima con sus compañeros, cortó las preceptivas tres orejas a un manejable encierro de El Capea y abrió así la cotizada Puerta del Príncipe de la Maestranza sevillana.

La atípica Feria de San Miguel ha sobrepasado su ecuador con un festejo de rejones que, de alguna manera, ha servido de nexo con las dos mitades de este atípico ciclo trasplantado de primavera al otoño. El cartel, de medio tono, hacía brillar otras ausencias que se hicieron especialmente evidentes a lo largo del desarrollo del encuentro ecuestre.

La verdad es que el más joven de la terna, Guillermo Hermoso de Mendoza, marcó una diferencia abismal con sus compañeros. La altura de su monta, su sentido del espectáculo y la capacidad lidiadora están en otro nivel.

El jinete navarro abrió la Puerta del Príncipe con todo merecimiento abriendo un ancho abismo que, una vez más, exige verlo con oponentes de su altura dejando atrás mezquindades de la política taurina.

¿Qué hizo Guillermo para abrir el ansiado arco de piedra de la Maestranza? Hubo una premisa fundamental que presidió siempre su labor: el hijo de Pablo Hermoso de Mendoza –que ya puede volar solo sin la tutela ni los prejuicios paternos- encuentra siempre toro y torea a caballo. Pero lo hace reunido con el animal que siempre lleva cosidos a la grupa, metidos en los costados o consentidos en los pechos.

El peculiar público que puebla este tipo de festejos en Sevilla -los abonados habituales suelen ceder sus entradas en esta fecha- se dio cuenta de que aquello era otra historia a la salida del tercero, al que paró a la grupa en un palmo de terreno. Había otra intensidad, otro nivel. Hermoso se encuentra a gusto por los adentros y saber jugar con las distancias.

El jinete de Estella encela a los toros tocándolos de pitón a pitón con la grupa de su caballo. Es un hallazgo técnico que encela al animal y a los públicos. Fue una labor, en definitiva, en la que hubo poco respiro y que culminó colocando las cortas a dos manos. El rejonazo fue fulminante y las dos orejas le entreabieron la Puerta del Príncipe.

Iba a terminar de amarrarla volviendo a ponerlo todo con el sexto en una faena de factura similar que volvió a tener la misma virtud: llevar siempre toreado a su enemigo.

Los alardes a la grupa, la precisión al clavar, la intensidad que le faltaba al toro… fueron claves en una faena que se pudo pasar de rosca en las rosas y el par a dos manos, colocando muy por dentro.

Tenía la oreja en la mano pero estuvo a punto de perderla por culpa del acero, que cayó muy trasero después de un pinchazo. No fue óbice para que el público insistiera en la petición hasta que el palco, no sin reticencias, concedió ese tercer trofeo que le franqueaba la puerta de la gloria según Sevilla.

Hay que redundar en la idea. Las faenas de Andrés Romero y Lea Vicens estuvieron en otro escalón. El onubense, además, tuvo que lamentar la grave cornada sufrida por su caballo "Máximo" al caer en la cara del primero en un resbalón. Se le salían las tripas por el vientre pero pronto se supo que el animal podría ser salvado en un clínica de Aznalcóllar.

Romero busca la conexión del público y usa y abusa de los alardes, no siempre en la cara del toro. Imprime cierta vibración a sus faenas que, con mejor manejo del acero, le habrían podido servir para cortar algún trofeo.

Lea Vicens, por su parte, se mostró correcta y entonada en sus dos actuaciones, de menos a más, pero el mal manejo de los aceros entibió su labor, que no pasó de ovaciones.