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GUADALAJARA / FERIA DE LA VIRGEN DE LA ANTIGUA

Dos orejas al temple de Perera

El diestro Miguel Ángel Perera cortó dos orejas a un toro de José Vázquez

Dos orejas al temple de Perera

FICHA DEL FESTEJO.- Tres toros de Torrehandilla (primero, segundo y sexto) y uno de Torreherberos (tercero), desiguales de presentación, descastados y vida; y dos "remiendos" de José Vázquez (cuarto y quinto), más aparentes y moviéndose más que los titulares, aún sin llegar a ser tampoco nada del otro mundo, de ahí que no tuviera sentido la vuelta al ruedo que concedieron al quinto.

Sebastián Castella, de azul rey y oro: casi entera trasera y atravesada, y descabello (silencio); y media muy baja y atravesada, casi entera también muy defectuosa y (silencio tras aviso).

Miguel Ángel Perera, de ciruela y oro: pinchazo y estocada (silencio tras petición); y estocada trasera y desprendida (dos orejas tras aviso).

Iván Fandiño, de verde esperanza y oro: pinchazo, otro hondo y descabello (silencio); y estocada y descabello (oreja con petición de la segunda).

La plaza registró más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y progresivamente fresca.

Cartel de campanillas en Las Cruces con Sebastián Castella, Miguel Ángel Perera, que hacía su debut en Guadalajara, e Iván Fandiño conformando la terna de mayor relumbrón del ciclo de la Virgen de la Antigua.

Solamente los dos remiendos de José Vázquez que completaron el infumable envío de Torrehandilla y Torreherberos tuvieron algo más de prestancia que los titulares, sin ser tampoco nada del otro mundo, y con uno de ellos, concretamente el quinto, surgió un templadísimo Perera, que logró las dos orejas para el deleite de unos tendidos sumidos hasta ese momento en un bostezo interminable. Con mucha suavidad trató de conducir Perera a este quinto toro, toro noblote y dócil, pero justito de raza y fuerzas, y con tendencia a buscar la huida. No obstante, pudo más esta vez el temple y la actitud del torero de la Puebla de Prior, haciéndolo todo a favor de obra para lograr muletazos de inmaculado, largo y cadencioso trazo sobre todo al natural. No pudo torear más despacio Perera, muy a gusto, asentado y recreándose también en el toreo en redondo y varios alardes ya en las postrimerías. Estocada a la primera y dos orejas para él. Lo que no se explica fue la vuelta al ruedo que concedieron al astado, incomprensible y, sobre todo, desproporcionada. Su primero fue otro toro noble pero muy justo de todo, quedándose muy corto y protestando los engaños con un molesto calamocheo.

Castella apenas tuvo enemigo en su primer turno. Toro sin fuerzas ni casta, que, además, como buen manso, buscó pronto el refugio de las tablas. El francés lo probó por uno y otro lado antes de quitárselo del medio a la mayor brevedad. El cuarto, primer remiendo de José Vázquez, tuvo algo más de motor y Castella, tras dos pendulazos en la apertura, llevó a cabo una labor de correcta estructura en la que, a pesar de faltarle limpieza, se le vio fácil y solvente con su antagonista. No faltaron tampoco circulares y manoletinas antes de echarlo todo a perder con los aceros.

Con un ramillete de gaoneras saludó Fandiño a su primero, al que indultaron en varas, y así y todo se derrumbó el animalito antes, incluso, del primer muletazo.El renuente y paradito sexto tampoco terminó de pasar en ningún momento en la muleta de un templado y comunicativo Fandiño, que, a base de entrega y de buscar el calor de las peñas, que le quieren con locura, cortó una orejita.

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