El nombre más rotundo de la Feria del Corpus, el granadino David Fandila El Fandi , ha vivido durante la misma un apasionado idilio taurino con su ciudad, de entrega y admiración mútua, de nuevos récords en cada actuación, de éxitos en el ruedo y en la taquilla. Nadie le hace sombra en Granada a este Fandi, que cuenta sus paseíllos por salidas a hombros: tres en esta feria, y dieciocho ininterrumpidas desde que tomó la alternativa, además de las dos anteriores de su época de novillero.

Los que no hayan visto torear al Fandi este año o los anteriores en su plaza pensarán que alguna tarde habrá presidido el espíritu de la generosidad. Pero nada más lejos de la realidad, incluso puede que haya sido al contrario, pues la última tarde le quitó el palco una segunda oreja válida en cualquier otra plaza.

Del Fandi destacan sus facultades en banderillas, pero asimismo hay que hacer hincapié en sus evidentes progresos con capote y muleta. Claro que también domina y se apoya en lo otro, menos ortodoxo, pero tan meritorio cuando no hay mejor alternativa.

Algo más que valorar del granadino en esta feria: seis toros, otras tantas estocadas. Vamos, que las ocho orejas y el rabo que figuran en su casillero no son ninguna casualidad.

OTROS DESTACADOS

Con una sola oreja, inmediatamente después del Fandi, hay que citar a Miguel Abellán, autor de dos extraordinarias faenas a las que únicamente les faltó la contundencia de la espada. Abellán fue el valor, la técnica y el buen gusto.

También Chicote sorprendió por la templanza, donosura y al tiempo profundidad en su forma de torear. Tuvo un toro propicio y lo bordó. Sencillamente el que más despacio ha toreado de la feria.

Jesulín firmó también una faena de dos orejas apoyándose en el estilo de quietud y verticalidad que le encumbró en su mejor época. Faena con mucho fundamente técnico y artístico se anotó Manuel Caballero, que pudo salir a hombros si mata a la primera. Y El Cordobés, que cortó una oreja, conectó con el tendido con valor y técnica.

Tejela tuvo el público a favor, aunque no por eso hay que quitarle méritos, pues hizo las cosas muy bien y oportunamente. Cortó tres orejas.

Herido grave, Antón Cortés vivió también la cara del triunfo, dos orejas en el toro del percance, mitad por la estimable faena que había resuelto, mitad por la impresión que produjo la cornada al matar.

Sin cortar orejas triunfó el reaparecido César Rincón, con el contratiempo de haberse inutilizado sus dos toros, el segundo cuando lo tenía cuajado y faltaba sólo matarlo. Algo parecido pasó con Antonio Ferrera, que tuvo un lote imposible.

El triunfo de César Jiménez está sobrevalorado por un público fácil y generoso que le pidió las orejas de forma desmesurada, lo que hizo que el mismo torero terminara creyéndoselo y despreciando al presidente por no concederle todavía más trofeos. Actitud chulesca y reprobable.

Ponce, también a favor de corriente, elegante pero sin profundidades, cortó orejas, mas convenció a medias. Esplá, una oreja por sus consabidos detalles. Barrera, fácil y artista, cortó una oreja a un torito blando, manso y soso, lo que no deja de tener su mérito. A medio gas, Morante también se llevó un apéndice.

El Juli, en busca de los triunfos perdidos en las primeras ferias de la temporada, sigue apretando, pero sin alma, mecánico y con prisas. La oreja que cortó fue una orejita. Aunque el trofeo más barato del ciclo fue para Rivera Ordóñez. Joselito y Finito, como sombras.

MAL LOS NOVILLEROS

La novillada que abrió feria fue de desesperanza por la terna de ineptos que actuaron, Alberto Guzmán, El Guejareño (éste, herido grave) y Javier Solís. Los novillos de Fuente Ymbro, una vez más pusieron la nota de la casta. Y hablando de ganaderías, hay que resaltar que fue la feria del medio toro. Se salva la corrida de Daniel Ruiz por su buena clase.

En el festejo de rejones, vibrantes actuaciones de Hermoso de Mendoza y Diego Ventura, y más sobrio y sin suerte con los rejones Luis Domecq.