Ladrillo y turismo. Ese era el binomio sagrado sobre el que se sustentaba el crecimiento económico de Málaga y provincia hasta hace unos pocos años. Con la crisis que sobrevino al boom inmobiliario, la promoción y construcción de viviendas vivió algunos años difíciles, pero ya tira otra vez del carro. El turismo también se resintió, pero el sector servicios, en general, y hasta la llegada de la pandemia, fue un auténtico salvavidas para muchas familias malagueñas. Pese a todo, y desde hace más de una década, los gestores públicos y privados y otros representantes de la sociedad civil reforzaron la idea, ya marcada por el PTA, de cómo hacer más competitiva la economía local y provincial y eso pasaba, indubitadamente, por diversificar un modelo económico basado en apenas tres patas (si se suma a la ecuación la potente agricultura y la industria de transformación agroalimentaria, cada más incipiente): y se eligió, claro, lo que entonces se llamaba I+D+i que no era otra cosa que potenciar el camino de la innovación y preparar a la ciudad para la llegada de empresas de alta tecnología que aportaran un alto valor añadido.

Había que reconvertir a la ciudad en un laboratorio, generando un ecosistema propicio para lograr que esas compañías echaran raíces y generaran riqueza, creando, de paso, empleo para los ingenieros y otros profesionales que se forman cada año en nuestra Universidad de Málaga. Y eso está dando sus frutos. La llegada de Google a Málaga, en concreto en el Paseo de la Farola, y el impulso de otras firmas como Vodafone, Globant o Dekra, confirman el buen tino de aquella apuesta que involucró a gran parte de la sociedad civil, abogando por la concertación en la transversalidad como camino para el crecimiento de la ciudad.

Ya lo dice la ingeniera industrial experta en ciudades inteligentes Susana Carillo, ahora responsable de Innovación y Digitalización Urbana en el equipo de gobierno de la capital: «Lo que siempre hemos buscado, y si nos vamos doce o trece años atrás con el primer proyecto smart city, ha sido convertir a Málaga en ese living lab de referencia al que todas las empresas puedan venir a testar sus tecnologías en una ciudad real, esto es muy importante, porque normalmente las tecnologías se testan en laboratorios y no es lo mismo».

La ciudad como escenario de oportunidad es una estrategia común de todas las instituciones

 ¿Qué piden estas empresas? Son aspectos que conocen bien en la Oficina del Inversor: «Hay cosas que ya tenemos claro que son importantes para quienes vienen a la ciudad; la calidad de vida, con todo lo que ello incluye: el clima, la comida, la gente que viene con sus familias valora muy positivamente los colegios internacionales, la temperatura todo el año, el poder hacer deporte en el exterior todo el año, una parte del nivel de vida; y también valoran la parte del talento, que haya una Universidad de Málaga potente junto con el Parque Tecnológico, esa conexión está funcionando muy bien». Las empresas vienen fundamentalmente de Europa, Estados Unidos o Sudamérica.

El ecosistema, por tanto, que conforma la ciudad como un enorme escenario de oportunidad viene sustentado por una estrategia concertada por todas las instituciones y las fuerzas empresariales y sindicales, entre otras, y por otros factores como el clima, la situación de la ciudad en una encrucijada de caminos, sus buenas comunicaciones por coche, avión, tren y barco, la existencia de servicios de gastronomía, alojamiento, sanidad y ocio destinados a todos los públicos, la seguridad, la seguridad jurídica (un valor muy demandado por los inversores) y la existencia de colegios internacionales, amén de fuerzas productivas y productoras de talento como el PTA y la Universidad de Málaga. Asimismo, ahora se da en la ciudad un auge de la educación privada, con el desembarco de dos universidades privadas y de centros, también privados, de FP, así como la construcción de más de una decena de residencias de estudiantes y nuevos colegios internacionales.

Además se busca hueco a las empresas en la capital: oficinas y naves logísticas. Málaga tiene ahora mismo en desarrollo más de 3,3 millones de metros cuadrados de superficie para temas logísticos. Ya se sabe que Amazon va a operar el gran centro logístico de Intelhorce (80 millones de euros de inversión y 113.651 metros cuadrados).

El proyecto Futuribles recaló en Málaga el 16 de diciembre de 2021 y se celebró en el Hotel Barceló. Intervinieron una docena de expertos y representantes institucionales en dos ponencias y tres mesas redondas en las que se radiografío el ecosistema innovador y tecnológico de la ciudad. El acto, al que asistieron un centenar de invitados, fue clausurado por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.