Lo que no logró el terrorismo lo consigue Sandy, un enorme poderoso e inquietante huracán que ha obligado a sellar casi por completo Nueva York. Conforme se aproxima a la costa este de Estados Unidos, el huracán tiene en alerta a varios estados con más de 55 millones de residentes. Ha alterado ya la campaña electoral en Estados Unidos, forzando a Barack Obama a dividir su papel entre el de candidato y el de presidente y poniendo en apuros el voto por adelantado en algunos lugares. Y su amenaza llevó a las autoridades neoyorquinas a cerrar ayer toda la red de transporte público: metro, autobuses y cercanías que usan a diario 4,3 millones de personas. Es solo la segunda vez en que se toma una decisión como esta después de que se hiciera hace 13 meses cuando Irene amenazó la ciudad, pero las autoridades han advertido que la gravedad es inminente.

PRIORIDADES "El sistema de transporte es la sangre vital de la región y suspender todo el servicio es un paso que no doy a la ligera, pero mantener a los neoyorquinos seguros es la prioridad", declaró el gobernador, Andrew Cuomo. Hablaba horas antes de emprender el cierre ayer mismo, algo necesario por la complicada logística, aunque se espera que Sandy no toque tierra hasta esta noche, con vientos de entre 48 y 80 kilómetros por hora y rachas de hasta 113.

Joseph Lhota, presidente de la Autoridad Metropolitana del Transporte, avisó también de que parte del servicio podría empezar a recuperarse 12 horas después de que pase la tormenta, aunque es también muy posible que el cierre pueda prolongarse. "Lunes y martes van a ser muy difíciles", avanzó.

Ante la llegada de Sandy empezaron también ayer las cancelaciones de vuelos en JFK, La Guardia y Newark (con Irene se vieron afectados 14.000 en cuatro días). Delta los anuló todos y American Airlines canceló 1.431 entre hoy y el miércoles, además de 140 ayer. También se suspendieron servicios de tren en la costa este como el que une Nueva York con Washington.

FAMILIA O REFUGIO El alcalde neoyorquino, Michael Bloomberg, ordenó evacuaciones obligatorias de algunas de las zonas de la ciudad más cercanas al agua y en mayor riesgo de inundaciones. En esas áreas residen unas 375.000 personas. Nueva York, confiando en que muchas vayan a casas de familiares o amigos o a hoteles, solo ha habilitado 72 refugios. Serán la opción para muchos neoyorquinos de bajos ingresos que habitan en las viviendas de protección oficial, por lo general edificios altos donde la ciudad cortó anoche ya el servicio de ascensores.

Ayer se cerraron también parques públicos y marinas y los ciudadanos empezaron a hacer acopio de agua, alimentos y productos de emergencia para permanecer en sus casas durante el huracán. Las colas fueron visión habitual en supermercados y tiendas de toda la ciudad, y pronto empezaron a agotarse cosas como las pilas. Los colegios públicos están cerrados hoy. La bolsa también cerrará.

EN ALERTA Aunque Sandy va a descargar lluvia sobre Nueva York sus vientos representan mayor riesgo, y se ha anunciado que se cerrarán los puentes al tráfico si superan los 97 kilómetros por hora. Y aunque la combinación del huracán con una corriente ártica y una tormenta invernal ha elevado las previsiones de fuertes nevadas en zonas más al interior del país, en Nueva York su principal peligro es que provoque subidas en las aguas, un riesgo que aumenta al coincidir su llegada con la marea en noche de luna llena. Se augura también que provocará serios y graves problemas en el suministro eléctrico.

Ya Irene, que prácticamente dejó indemne a la ciudad de Nueva York, demostró el devastador poder de las inundaciones en otras zonas del estado y en áreas suburbanas y rurales de Nueva Jersey y Vermont, con daños por valor de los 15.600 millones de dólares, algo que se espera evitar.