Los sucesivos bloqueos de protesta de los antinucleares alemanes impidieron ayer casi por completo el avance del tren con basura radiactiva en su ruta hacia el depósito de Gorleben (norte del país), pese al fuerte dispositivo de seguridad. En toda la jornada el convoy, con once contenedores tipo castor cargados con 2.500 toneladas de residuos altamente tóxicos, apenas recorrió unos 60 kilómetros, de Maschen -en donde pasó la noche- a Dahlenburg, donde le situaron sobre las 17.00 GMT varios testigos. Así, al cargamento solo le restarían 30 kilómetros para completar su ruta en tren y podría llegar por la noche a Dannenberg, la última estación de su recorrido, si los antinucleares no vuelven a sorprender de nuevo a las fuerzas de seguridad.

La principal acción de protesta se desarrolló durante gran parte del día en la localidad de Hitzacker, donde cuatro personas (tres hombres y una mujer) se encadenaron a las vías mediante un complejo mecanismo de una tonelada de hormigón y un metro de alto. Las fuerzas de seguridad se emplearon durante horas para soltarlos.

Mientras tanto, al menos dos sentadas de activistas obstaculizaron el transporte, una en Hitzacker y la otra en el propio Gorleben, donde reina un ambiente festivo a pesar de las pésimas condiciones meteorológicas y el frío. Los antinucleares lograron casi paralizar por entero la marcha del tren desde que alcanzó la estación de carga de Maschen.

Desde el pasado jueves, un día antes de que partiera desde la planta de tratamiento de residuos de La Hague (Francia) este tren, las manifestaciones, las acciones de protesta y los enfrentamientos entre activistas y policías han sido frecuentes en las localidades próximas al cementerio nuclear alemán. La policía movilizó a 20.000 efectivos, que han sido atacados con cócteles molotov, bengalas y piedras.