Ayer se celebró el Día Mundial de la Tuberculosis, una enfermedad que se cobra casi dos millones de vidas al año, y que España se propone frenar con una vacuna pionera, actualmente en fase clínica dos, que previsiblemente será la primera terapéutica en el mercado capaz de erradicar la infección latente. La tuberculosis es una enfermedad infecto-contagiosa que se transmite por vía aérea y que afecta sobre todo a los pulmones, aunque hasta en un tercio de los casos puede causar lesiones en cualquier otro órgano.

Científicos del Hospital Germans Trias y Pujol de Badalona han diseñado una vacuna pionera para frenar la expansión de la que sigue siendo la segunda causa de mayor mortalidad después del sida, especialmente en los países más pobres. Su comercialización se prevé para los años 2015 o 2016, una vez concluido todo el ensayo clínico que determinará su éxito y que podría convertir el producto en el primero en el mercado con estas características.

Así lo ha explicado Pere--Joan Cardona, del Hospital Germans Trias y Pujol de Badalona y padre de esta vacuna, que forma parte de una terapia combinada a partir de un producto que incorpora la bacteria causante de la enfermedad, el Mycobacterium tuberculosis.

Su desarrollo corre a cargo de una compañía biotecnológica española con apenas una veintena de empleados, Archivel Farma, de la que Cardona es director científico, y que comenzó su andadura gracias a la ayuda de un mecenas. Hasta el momento, el proyecto ha recibido el apoyo de varios empresarios españoles y de organismos públicos, como la Fundación Genoma España, dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, en el marco del programa Innocash.

El tratamiento incluye el fármaco usado ahora contra el mal, pero con un uso más limitado en el tiempo, es decir, tan sólo 30 días, frente a los nueve meses actuales, junto con dos dosis de la vacuna. La terapia estimula el sistema inmune, a modo de vacuna, eliminando las bacterias latentes o durmientes, que habitualmente escapan al efecto de los antibióticos. Estas bacterias infectan al individuo y lo predisponen al desarrollo de la enfermedad en el 10 por ciento de los casos.

Se calcula que una tercera parte de la población mundial está infectada de tuberculosis, no enferma, precisa el científico. El fármaco actual erradica los bacilos activos pero no los durmientes , lo que obliga a suministrarlo durante un período largo de tiempo, para rradicar la infección. El problema es que el enfermo se cansa y no suele concluir el tratamiento cuya larga duración aumenta la toxicidad. La primera fase clínica del ensayo se realizó en el Hospital Germans Trias y Pujol y demostró que la vacuna no es tóxica.