Los técnicos del complejo Fukushima 1 intentan que la situación en los cuatro reactores gravemente afectados no vaya a más y se contenga la radiactividad, pero lo cierto es que los medios disponibles no bastan y todo dependerá de la resistencia de las centrales, con sus paredes de acero y hormigón, y de la evolución del combustible.

Ayer, la preocupación se centraba en el reactor número 4, donde las piscinas que almacenan el combustible gastado están sin agua porque el calor ha acelerado la evaporación. Y sin agua, el material contacta con el aire y libera radiactividad.

"El nivel es extremadamente alto. Creemos que ha habido una explosión de hidrógeno", dijo ayer el presidente de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos (NRC), Gregory Jaczko.

Al margen de esperar el desenlace, lo único que se puede hacer es seguir añadiendo agua y ácido bórico desde el exterior para contener la temperatura en las dañadas estructuras y frenar las reacciones radiactivas.

ESTRATEGIA FRACASADA Ayer se tuvieron que suspender por motivos de seguridad los intentos efectuados desde un helicóptero del Ejército, cuyo éxito tampoco estaba garantizado, por lo que las autoridades han decidido abrir un camino entre los destrozos del tsunami del pasado viernes para ver si por él pueden acceder vehículos con mangueras. La decisión de arrojar agua con cisternas se intentará en primer lugar en el número 4.

Este reactor, que se encontraba parado en el momento del terremoto y que por tanto no tiene material radiactivo en su vasija, se ha quedado sin agua en la piscina, lo que provoca que el material entre en contacto con el aire y puede ocasionar nuevos incendios y liberar radiactividad. Por tanto, se trata de volverlo a llenar lo más rápido posible. No han trascendido los detalles, pero NHK informó de que la primera prueba, prevista para la pasada madrugada, se efectuaría con un vehículo de la policía de Tokio concebido para situaciones de alto riesgo. "La situación es muy grave, pero no está fuera de control", resumió el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).

Aunque los seis reactores de Fukushima son similares, las afectaciones son muy diferentes. Las autoridades y la empresa propietaria, Tepco, no solo han aportado datos contradictorios porque la situación en la central cambia constantemente, sino porque el tsunami afectó a todos los sistemas eléctricos y ahora se desconoce el estado interno de los reactores.

De hecho, las únicas imágenes disponibles, suministradas por la televisión pública japonesa, NHK, están tomadas a 30 kilómetros de distancia. Según la empresa Tepco, los reactores 2 y 3 parecen tener deterioradas las vasijas de acero que albergan el combustible nuclear. En Fukushima 3 se observó una nube de amenazante humo blanco, aunque el Gobierno lo atribuyó a la evaporación de líquido refrigerante.

En el número 2, el 33% de las barras internas de combustible están afectadas, según estimaciones oficiales, y se teme que pueda haber empezado a fundirse el núcleo. En este reactor se detectaron niveles muy elevados de radiactividad (10 milisieverts por hora), de origen no precisado, que obligaron a desalojar durante unas horas a los 50 trabajadores que se encontraban allí. En cuanto al reactor 1, que aparentemente evoluciona de forma positiva, se estima que un 70% de las barras de combustible están dañadas y que también puede haber sufrido una fusión parcial del núcleo.