Un tribunal chino dictó ayer dos condenas a muerte y tres cadenas perpetuas por el escándalo de la leche con melamina que el año pasado mató a seis niños y enfermó a más de 30.000. La justicia china en estos casos es ejemplarizante: dos años atrás ya ejecutó al máximo responsable nacional de los fármacos, sin que la medida haya acabado con las cíclicas crisis de seguridad. Pero ninguna es comparable a la de la leche con melamina: afectó a todo el sector lácteo nacional, sumió al país en un estado de psicosis, y llevó al sello made in China al barro.

Los condenados a muerte son Zhang Yujun y Geng Jinping, acusados de elaborar y vender 600 toneladas de polvo con melamina. Muchos de los 21 acusados ya juzgados son cargos de la multinacional Sanlu, ahora en bancarrota. Tian Wenhua, ex presidenta de la firma y una de las figuras más oscuras de la trama, ha sido condenada a cadena perpetua. Otros directivos han recibido entre cinco y 15 años de pena. Aún esperan condena otros 39 acusados.