Sólo cinco cuerpos fueron rescatados ayer del lodazal que es desde el viernes la aldea de San Bernardo, en la isla filipina de Leyte, donde anoche la lluvia obligó a suspender la operación de rescate. El peligro de provocar nuevos derrumbamientos al intentar buscar supervivientes está ralentizando las tareas, que están centradas en la escuela elemental de Ginsaugon, lugar en el que se hallan atrapados 246 alumnos y 7 maestros. Desde allí han llegado "signos de vida", registrados con instrumentos especiales, y mensajes de móvil.

"Mamá, seguimos en el colegio. Por favor, ayúdanos, mamá. Soy Edilio Coquilla. Por favor, mamá". Las autoridades confiaban en que las vigas del edificio de hormigón hubieran formado bolsas de aire que estén permitiendo sobrevivir a los alumnos y los profesores. Se calcula que el colegio está enterrado a unos 25 metros.

Las operaciones de rescate se tuvieron que suspender anoche, precisamente cuando iba a ser la primera madrugada que se iba a trabajar gracias a la llegada de generadores de electricidad, anunció la gobernadora de la provincia de Leyte, Rosette Lerias. El balance de víctimas era ayer de 81 fallecidos --de ellos 36 identificados--, 996 desaparecidos, 1.645 personas refugiadas en cuatro centros de evacuados y otras 15.000 que reciben atención de las autoridades locales.

La gobernadora explicó que la fuerte lluvia que caía ponía en peligro la vida de los trabajadores y, por ello, se decidió suspender los trabajos. No obstante, Lerias confirmó que habían recibido "informaciones de que el número de signos de vida iba en aumento". "Estamos viendo un aumento de signos positivos que nos inducen a continuar", añadió.