El proceso de beatificación de Juan Pablo II podrá empezar inmediatamente, en contra de las largas esperas de todos sus predecesores. Un largo aplauso de los sacerdotes y obispos de Roma recibidos ayer en audiencia por Benedicto XVI acogió el anuncio de la santificación por la vía rápida otorgado a Karol Wojtyla.

Tal como se hacía en la antigüedad, cuando los santos y los papas se proclamaban y elegían por aclamación, Joseph Ratzinger ha dado forma de esta manera al clamor popular que el pasado 8 de abril, mientras se celebraban los funerales por Karol Wojtyla, se elevó de la plaza de san Pedro del Vaticano al grito de "¡Santo súbito! (santo rápido)". Un tanto protocolario, Benedicto XVI leyó ayer en latín una carta que esta semana ha remitido al ministro vaticano para los santos, el portugués José Saraiva Martins. En ella, el Pontífice sostiene que, "a instancias del cardenal Camillo Ruini, vicario de Su Santidad para la diócesis de Roma, se han dispensado los cinco años de espera después de la muerte para que el proceso de beatificación y canonización de Juan Pablo II pueda empezar inmediatamente".

JUAN XXIII ESPERO 23 AÑOS Para la beatificación de Juan XXIII fueron necesarios 35 años de espera y, a pesar de haber transcurrido 40 años desde que Pablo VI diera su visto bueno, la de Pío XII está aún por resolver. Se oponen a la misma quienes consideran que Eugenio Pacelli (Pío XII) mantuvo una actitud tibia con el régimen nazi de Adolf Hitler.

Benedicto XVI ha hecho una excepción para Wojtyla, gracias precisamente a la simplificación del proceso para llegar a ser santo, rubricado por el mismo Juan Pablo II en 1983, en plena polémica por la prisa en beatificar al fundador del Opus Dei. Josemaría Escrivá de Balaguer, muerto en 1975 y beatificado en 1992. El tiempo empleado fue considerado demasiado corto, porque no permitía tomar la distancia necesaria para analizar la vida del interesado. Juan Pablo II se sirvió de aquella vía rápida para beatificar también a la madre Teresa de Calcuta, muerta en 1997 y proclamada beata en el 2003. Lo mismo ocurrió con los cientos de santos y miles de beatos con que el papa polaco obsequió a los países que visitaba.

Actualmente, los procedimientos para una beatificación, que inician las diócesis de los candidatos, no pueden comenzar antes de que pasen 5 años desde su muerte. Consisten en verdaderos procesos, con abogados para la defensa y la acusación, y la intervención de expertos en todos los ramos del saber.