Juan Pablo II, de 83 años, se convertirá mañana en el tercer Papa que, con 25 años y 5 meses de pontificado, habrá permanecido más tiempo al frente de la Iglesia católica. El aniversario coincide con una decisión destinada a revolucionar el mundo católico y las relaciones de Roma con las iglesias ortodoxas, separadas desde hace 10 siglos: la confirmación de que el Vaticano se plantea adoptar una fórmula más colegiada de ejercer el papado, para que el obispo de Roma deje de ser una especie de monarca absoluto y se convierta más en un primus inter pares.

El primer puesto en el ránking de pontífices más longevos sigue ocupado por San Pedro, el primer obispo de Roma, aunque la duración de su reinado como líder de los cristianos es difícil de precisar por la ausencia de documentos sobre los primeros años del catolicismo. Se sabe que Pedro, el apóstol predilecto de Jesucristo, ejerció como jefe aproximadamente desde el año 30 del siglo I hasta su muerte violenta, ocurrida hacia el año 64 o 67.

CAMBIOS RADICALES El segundo pontificado más largo y documentado de la historia fue el de Pío IX (1846-1878), que duró 31 años, 7 meses y 23 días. Karol Wojtyla se convertirá en el tercero, al cumplir mañana los 9.281 días de su elección, 25 largos años en los que el mundo y la Iglesia de sus predecesores inmediatos, Juan Pablo I, Pablo VI, Juan XXIII y Pío XII, han cambiado radicalmente. Fuentes cercanas al Vaticano aseguran que Juan Pablo II ha recuperado cierta fuerza física y el buen humor.

Dos años atrás, varios cardenales de entidad, como Joseph Ratzinger, Karl Lehmann, apuntaron de diferentes maneras que el Papa podría dimitir si su estado de salud no le permitiese gobernar. Dado que los pontífices puedan presentar su dimisión, sigue en pie la creencia de que existiría una carta autógrafa de Wojtyla en este sentido. La ofensiva para pedir su retirada fue acallada por quienes optaron por potenciar, como imagen pública, el ejemplo de un Papa que sufre.

DECISIONES Físicamente, Wojtyla resiste los achaques y las infiltraciones aseguran que sus órganos funcionen perfectamente. Pero no puede andar por sí solo, lo que le obliga a hacerlo en silla de ruedas y plataformas para sus desplazamientos. Contrariamente a lo sucedido hace tres años, cuando no era constante en la toma de medicamentos, ahora escucha a los médicos. "Sin su visto bueno, no se decide nada", añaden en el Vaticano.

"El mandato máximo no habría de ir más allá de los 20 años, pero el ideal es de 10", explican los veteranos del lugar. Hay quien aprovecha su largo ocaso para rehabilitar iniciativas que no habrían prosperado años atrás.