No te va a gustar, pero esta es la nueva forma de luchar contra el colesterol

La Unión Europea acaba de considerar "apta para el consumo" a la larva del escarabajo del estiércol

Comer insectos la última solución contra el colesterol

Comer insectos la última solución contra el colesterol / Freepik

La Unión Europea acaba de autorizar el cuarto insecto apto para el consumo humano. La lista de bichos que podemos comer a partir de ahora en el espacio comunitario comenzó con el gusano de la harina y la langosta migratoria en 2021, siguió con el grillo en mayo de 2022 y acaba de actualizarse con las larvas del escarabajo del estiércol (Alphitobius diaperinus, según su nombre científico).

Aunque el nombre de este último insecto es de todo menos apetecible, la larva del escarabajo del estiércol podría llegar a convertirse en un ingrediente tan básico en nuestra alimentación como la harina o el maíz: se comercializa tanto entero y congelado como liofilizado (en polvo o pasta) y por su alto aporte proteico se propone como un sustituto medioambientalmente viable para la carne.

Además de proteínas, la larva del escarabajo del estiércol aporta minerales como el fósforo, magnesio, hierro o cinc.

Bichos: ¿el mejor ingrediente para controlar el colesterol?

El potencial de los insectos como ingrediente para bajar el colesterol ha sido investigado ya por distintos organismos: desde la Universidad Autónoma de Madrid se ha demostrado que los bichos son interesantes por sus "compuestos biactivos", además del aporte de proteínas.

Por otro lado, una investigación publicada en Food Chemistry va todavía más lejos: según Diana Marín, doctora y autora del trabajo, "la actividad antioxidante de los insectos ya había comenzado a evidenciarse en los últimos años para distintas especies de insectos comestibles, la cual ha sido principalmente atribuida a la fracción proteica de la harina obtenida a partir de estos insectos".

En la investigación de Food Chemistry se demuestra que los insectos tienen la capacidad de inhibir los lípidos, por lo que se convertirían en una opción para intentar reducir "los niveles elevados de triglicéridos o colesterol en sangre, así como sobrepeso u obesidad".

Por su parte, Joaquín Navarro ha resaltado que la ingesta de insectos supondría "una mejora del estado oxidativo de los tejidos" que provocaría una "mejora del estado de salud y la prevención en el desarrollo de determinadas patologías".

Los insectos entran en la dieta europea

Aunque los insectos son un ingrediente básico en la dieta de muchos países, en la Unión Europea todavía se trata este producto con escepticismo: desde que el reglamento sobre nuevos alimentos de la UE entró en vigor en 2018, solo se ha aprobado la viabilidad de cuatro variedades.

Para la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los bichos son una fuente de proteínas que puede ser tan interesante para los eurofpeos como para el resto de lugares del mundo.