Las frutas como la sandía o el melón son el éxito indiscutible del verano: una rodaja para terminar de comer, o un táper fresquito que llevar a la playa. Gracias a su alto componente de agua, estas piezas siempre triunfan; pero tienen una cara B que muy pocos conocen. 

¿Quién puede comerse una sandía o un melón entero? Por mucho que nos gusten, o tenemos un grupo numeroso de comensales o lo más probable es que tengamos que guardarlas para el próximo día. 

Aquí es donde empiezan los problemas: dos frutas aparentemente inocentes pueden convertirse en la anécdota para mal del verano por no almacenarlas correctamente. 

Los riesgos al guardar la sandía y el melón

Todo el mundo tiene claro que, una vez que hemos terminado de comer, hay que guardar la sandía o el melón en el frigorífico. Esta práctica es hasta de sentido común: si lo dejamos fuera de la nevera, perderá esa textura crujiente y refrescante que tanto nos gusta. 

Pero, al contrario de lo que muchas personas piensan, no es suficiente con almacenar esta fruta en el frigorífico. 

Si simplemente introducimos la pieza que nos ha sobrado en la nevera estamos en serio riesgo de contraer la enfermedad más temida del verano: la salmonelosis. Esta enfermedad bacteriana es una de las más comunes durante los periodos estivales, y también de las más peligrosas a causa de la deshidratación

La sandía o el melón mal guardados en el frigorífico pueden desarrollar las bacterias salmonella o E.Coli al entrar en contacto con otros alimentos: al tratarse de frutas acuosas, son más susceptibles a la contaminación cruzada y al estar en la nevera en contacto con otros alimentos, pueden convertirse en un arma biológica sin que nos demos cuenta. 

Soluciones contra la Salmonelosis el melón y la sandía

Para evitar que aparezcan microorganismos en la piel del melón y la sandía cuando están en el frigorífico, tenemos que protegerlos: para empezar, deberíamos guardarlas en los cajones habilitados para ello en el frigorífico (normalmente, el de abajo del todo). 

Estos compartimentos del frigorífico sirven para mantener separada la verdura y la fruta del resto de alimentos que pueden contaminarla: pero no es suficiente. 

También tenemos que protegerla con papel film o cortarla y dejarla metida dentro de un táper o un recipiente parecido: así podemos estar seguros de que no corremos riesgos cuando vayamos a comer un pedazo de nuestra fruta de verano favorita.