Les hablaba el año pasado en estas mismas páginas de resumen del 2020 de cómo un minúsculo ser vivo nos mantenía la respiración contenida bajo una mascarilla. Y ahí vamos, adaptándonos unos y otros, en la misma pelea de virus contra humanos, humanos contra virus, por el mismo espacio vital y su conquista.

A cada pinchazo, una mutación. A cada mutación, otra ola que viene y otra ola que va. Sin embargo, los que luchamos a este lado de la evolución, con permiso de los negacionistas, este 2021 que toca a su fin hemos logrado una rápida adaptación que solo estas últimas semanas pueden matizar un balance optimista a fin de cuentas. Porque, pese al covid-19, superamos juntos borrascas y sequías, fiestas sin gente y calles sin celebraciones: una Semana Santa sin pasos, una Feria sin casetas, un Fin de Año sin cotillones masivos. Un verano sin mascarillas en el exterior, unos Juegos Olímpicos sin público, un Barça sin Leo Messi...

Cuando el Rey inauguró el curso universitario en Córdoba, hace apenas tres meses y pico, los cordobeses nos sentíamos surfeando en la quinta ola. Las vacunas habían hecho su trabajo; la ciudad, en rumbo y con el viento de popa: líder en exportaciones, con bares y restaurantes llenos, los hoteles abiertos en una Judería palpitante y faltaba por florecer el nuevo otoño de Patios centenarios y Flora. Y aún no he hablado de la base logística del Ejército.

Invierno, dulce esperanza con un 80% de población vacunada. Planes de Navidad y fiestas de Año Nuevo... Nos sentíamos fuertes después del verano. Habíamos echado al virus de nuestras vidas. Lo habíamos arrinconado en nuestras páginas diarias del periódico, sacado al fin de nuestras portadas y conversaciones, ahora llenas de proyectos y victorias del Córdoba CF. Campeón de la Copa Federación. Lo habíamos echado de nuestras ucis. Lo habíamos arrinconado en nuestros hospitales y centros de salud, que parecían dar una paradójica bienvenida a las enfermedades de siempre. Nos sentíamos fuertes, con una economía maltrecha pero con ganas de salir adelante; con los colegios llenos, las tabernas llenas, los cines llenos, las tiendas llenas. Volvía el debate político a primera línea de fuego y opinión pública. Elecciones a la vista. Cambios de líderes y más cambios. Sin embargo, a cada pinchazo una mutación y ómicron, aquella variante sudafricana que desde hacía meses se acercaba como las demás, sin pausa ni remedio, con avisos de la OMS y los mismos enfermos graves de siempre, nos advertía de un desenlace tal cual, y ha devuelto el frente al mismo escenario de angustia e incertidumbres. Más contagiosa que ninguna otra, pero más débil con cada vacuna.

En este punto, si eres de los críticos destructivos, ves la botella siempre medio vacía y no crees en las vacunas te invito a no seguir leyendo este artículo ni las páginas que le acompañan.

Si importante fue la información veraz en medio del ruido que generó la pandemia en los primeros meses de irrupción del covid, ahora, con el virus en debilidad según la comunidad científica --hemos aprendido por experiencia y no solo por experimentación que porque sea más contagioso no quiere decir que sea más letal, con los datos que hoy tenemos--, se hace imprescindible mantener los mismos niveles de compromiso con el periodismo que nos han llevado a ser el medio de referencia para los cordobeses no solo durante la pandemia sino en los últimos 80 años de vida.

Diario CÓRDOBA ha cumplido este 2021 que se va ocho décadas de relación inquebrantable con su comunidad más cercana. Córdoba y su provincia en el centro. Durante la crisis del coronavirus, el periódico no ha regateado ni un solo esfuerzo a dar la mejor cobertura informativa de la crisis sanitaria, las opiniones más prestigiosas y plurales, los análisis más rigurosos y las iniciativas más proactivas en todos los frentes y sectores implicados en salir de la crisis sanitaria, social y económica que ha provocado.

Pese a las dificultades, este periódico ha sumado este año casi una treintena de iniciativas de todo tipo, presenciales (foros, encuentros, galas, entregas de premios, etcétera), virtuales a través de internet, con decenas de publicaciones especializadas en todos los ámbitos (económicos, culturales, deportivos, etcétera). Este pulso constante, la innovación permanente con nuevas plataformas de comunicación, más accesibles y universales, plurales y cercanas, han reforzado el liderazgo del CÓRDOBA en sus ediciones impresa y digital. En internet, durante 2021, la subida permanente de lectores nos ha llevado a un récord histórico de usuarios únicos, con cifras por encima del millón, y que han acabado este mes de diciembre en más del doble con esta tendencia en alza. Gracias por vuestra confianza.

Además, si en este 2021, el compromiso del periódico con la provincia lo hizo respaldar sus principales proyectos como motor de superación, para este próximo 2022 seguirá atento y sensible a aquellas iniciativas tanto públicas como privadas que impulsen el desarrollo económico, social y cultural, y conceptos prioritarios para nosotros como la igualdad, la sostenibilidad, la inclusión social, la protección de los derechos humanos, la formación, la investigación, el respeto y el humanismo, con independencia, rigor y pluralidad.

Si eres de los críticos destructivos, ves la botella siempre medio vacía y no crees en las vacunas y has decidido seguir leyendo, te invito a contagiarte de nuestra ilusión por el futuro. Te invito a participar en nuestros proyectos y a formar parte de nuestra comunidad. Porque Córdoba y el CÓRDOBA es nuestra pasión de cada día, de cada minuto. Como dije hace un año, mejor todos juntos. Y qué mejor momento en que una pandemia nos pone a prueba para demostrarlo a diario. Bienvenidos a un nuevo año. El año en que venceremos al covid-19.