Zarco 13

Santiago Hernández, el más joven de los concursantes en el certamen municipal, sigue recuperando en esta casa de arquitectura antigua el legado de la fiesta (como macetas que pertenecieron al histórico patio de Montero 12) y el de su abuela, que ya compitió con este patio en los años 90 y de la que recibió veteranas especies, algunas de 70 años, como las pilistras. Es justo esa herencia reconocida como Patrimonio de la Humanidad y que la Unesco lo define como «un saber que pasa de generación en generación». Así, además de sacar este año «toda el arsenal» de belleza del patio, según dice bromeando, cuenta con ‘artillería pesada’ como un cuarto de pila recuperado que muestra el pavimento de bolos original de la casa, o el reintegrado brocal para el pozo árabe de la casa que, y es otra de esas pequeñas-grandes anécdotas de los Patios, durante décadas sirvió de mesa ornamental.