Los Patios de Otoño han vuelto a atraer este sábado a Córdoba a miles de visitantes, aunque sin grandes aglomeraciones, y las zonas de la ciudad en las que algunos de estos recintos han abierto sus puertas este fin de semana se han visto de nuevo llenas de gente en busca de la vegetación otoñal que ofrecen en esta época estos domicilios abiertos al mundo y que este año están celebrando por todo lo alto el centenario de su fiesta.

Según los datos facilitados por el Ayuntamiento, durante la jornada del sábado se han contabilizado 16.107 visitas a los Patios de Otoño, una cifra muy similar a las registradas el fin de semana pasado (el sábado, 16.036, y el domingo, 16.995).

"Octubre no es mayo"

Sin la competencia de Flora, que durante el pasado fin de semana compartió protagonismo con la tradición de esta fiesta declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, los patios han sido este sábado la estrella absoluta en una jornada en la que se han vivido estas visitas, tanto de turistas como de cordobeses, con más calma y tranquilidad que la pasada semana, según han comentado algunos de los dueños de estos recintos. "Octubre no es mayo", ha señalado Maribel Navajas, propietaria de la casa de Parras, 5, que ha explicado que “muchos vienen buscando la floración y el colorido de la primavera, y eso es imposible". Pero a cambio de flores, esta época ofrece la visión del “verde, como los helechos y otras plantas que el calor apaga en mayo”, entre otras una costilla de Adán que ahora luce como nunca en el patio de Maribel.

Los barrios de Santa Marina, San Andrés, San Lorenzo, el Alcázar viejo, la Judería, San Pedro y Santiago se han vuelto a ver asaltados por un bullicio que contrasta con la habitual vida tranquila y silenciosa de sus calles y plazas, que también se han convertido es un atractivo para los visitantes. "Los patios son espectaculares, pero el recorrido por estas callejuelas estrechas que parecen un laberinto no se queda atrás, nunca había visto esta Córdoba”, decía a las puertas de Martínez Rücker, 1 Susana García, una madrileña a la que una amiga recomendó con entusiasmo el viaje y que ha quedado impresionada por la parra, los helechos, esparragueras y cintas que dominan en este recinto.

Por su parte, las calles del Alcázar Viejo, un barrio de patios por excelencia, han vivido  durante la mañana de este sábado un gran trajín de idas y venidas por sus calles, en las que varios patios se han sumado a esta fiesta, uno de ellos el de San Basilio 14, que da una exuberante bienvenida al barrio y desde donde se inicia una ruta por otros seis recintos, en cuyas puertas sí se han registrado colas a lo largo de la jornada, sobre todo en los más pequeños.  

"Sin palabras"

Al otro lado de la ciudad, en Santa Marina, San Andrés y San Lorenzo también se ha notado un inusual movimiento y en Marroquíes, 6, uno de los más populares y premiados, ya ha había gente esperando antes de la hora de apertura. En este recinto, el joven jiennense José Antonio, que ha visitado por primera vez estos recintos, no salía de su asombro. "Estoy sin palabras, es espectacular, pero lo mejor es que está hecho a base de cariño y de esmero, además del esfuerzo de las personas que viven aquí", ha señalado este visitante, que ha asegurado que "la visita a los patios está suponiendo una experiencia inolvidable y se quedará grabada en mi retina para siempre".

"Nos han dicho que no podíamos perdernos este patio”, explicaba un grupo de amigos llegados desde Toledo que ya había pasado por la calle Pastora, 2 y aun no salía de su asombro ante lo visto. "Nos ha parecido precioso, cargado de detalles, una maravilla", han piropeado los toledanos al patio de Rafael Barón, presidente de la Asociación Claveles y Gitanillas, que reclama que esta apertura extraordinaria "debería haber tenido más promoción", aunque no duda de que ha sido "una buena iniciativa".

 A las puertas de Parras 6, la casa en la que el poeta Pablo García Baena vivió su infancia, los que salían alentaban con una grata impresión en sus rostros a los que esperaban a entrar.  “Esto es maravilloso, no hemos visto nada igual”, decía un matrimonio de Mérida, que nunca ha visitado Córdoba en mayo y han apuntado en su agenda la cita para el año que viene. "No me quiero imaginar cómo debe estar este patio en primavera, no pienso perdérmelo”, aseguraba la esposa, que no daba crédito a la belleza de la espectacular esparraguera que luce este recinto.

Pero no solo de belleza vive el hombre. Digerir la experiencia acompañada de una copa de vino y una tapa es un plus añadido a la fiesta y eso se dejó ver en terrazas llenas de propios y extraños en busca de un baño de sol rodeados de un patrimonio histórico del que no todas las ciudades pueden presumir. La plaza de la Corredera, la de Jerónimo Páez o la de Abades recibían a los caminantes de pies cansados de pisar empedrado tras el recorrido por los patios. Y es que también ha sido una buena jornada para la restauración, que un fin de semana más ha visto sus agendas llenas, aunque no al nivel del pasado fin de semana, en el que la atracción añadida de Flora dejó a muchos visitantes sin poder disfrutar de la gastronomía cordobesa ante el overbooking de restaurantes y tabernas.  

Tras el cierre para comer y un poco de descanso, los dueños de estos patios volverán a abrir las puertas de sus casa esta tarde para compartir belleza y tradición, aunque sea sin flores.