Opinión | Guadalquivir

manuel muñoz rojo

La diosa europea

Pronto se cumplirán cuarenta años de ingreso en la Unión Europea

A medianoche empieza la campaña de las elecciones al Parlamento europeo, a celebrar el domingo 9 de junio. Precisamente, España ingresó en la llamada Comunidad Económica Europea con la firma de adhesión el 12 de junio de 1985. Con verdadera emoción asistimos a uno de los grandes hitos de la historia contemporánea de nuestro país. El rey Juan Carlos I recibió a las delegaciones de los países miembros, y el presidente del Gobierno de España, el socialista Felipe González, estampó la firma, junto a otras autoridades. La integración efectiva tuvo lugar el 1 de enero de 1986, iniciándose una senda de progreso democrático, desarrollo económico y apertura cultural con Europa.

Pero, para llegar a tan anhelado ingreso, los gobiernos democráticos de España debieron primero ratificar los pactos internacionales de Derechos Civiles, Económicos y Culturales de las Naciones Unidas. Ingresar en el Consejo de Europa, donde firmó el convenio de protección de los Derechos Humanos y Libertades; asimismo, suscribió la Carta Social Europea. Es decir, Europa no es un club económico sino una unidad de consolidación de la democracia. Por ello, me extraña mucho que quienes no respetando ese vínculo político quieran entrar y desmontar los avances sociales y culturales de integración, inclusión y respeto universal a hombres y mujeres en igualdad de condiciones. España demostró su capacidad política europeísta con reuniones maratonianas para no dejar fleco alguno que debilitara nuestra posición en el conjunto de los doce Estados que integran la unión política en 1986. Y el ritmo de inversiones presupuestarias europeas, en un país muy retrasado, se hizo evidente en poco tiempo y en todas las actividades económicas. Las infraestructuras para modernizar a España son una evidencia que se explican y defienden por sí solas. Solo recordar nuestras viejas carreteras nacionales, nuestros ferrocarriles de expresos de medianoche, nuestras estaciones, nuestras ancladas ciudades, la conservación del patrimonio histórico artístico y una lista de acciones a través de diferentes fondos europeos que han contribuido a la nueva imagen internacional de España.

Los jóvenes universitarios que cruzaron los Pirineos con las becas Erasmus avanzaron en su formación académica, conocimiento de idiomas, interactuación con chicos y chicas de otras naciones, idiomas, culturas, gastronomía y, por encima de todo, ser y sentirse plenamente europeos, sin complejos y con la misma vocación de proteger una sociedad libre en circulación de personas, ideas y actividad empresarial y laboral. Europa está en el corazón de tu pueblo o ciudad.

  • Doctor en Historia