Opinión | foro romano

Anocheceres con rumor de corales

La Navidad se ilumina en grande por la calle Cruz Conde, sede oficial de las rebajas de noviembre que nos ha impuesto el Black Friday, que empieza con nuestro mes de los difuntos, ahora convertido en Halloween. Pero donde la Navidad muestra esa especie de soledad festiva propia de la idiosincrasia española es por los anocheceres de la calle San Pablo, por donde suena el rumor de las corales cordobesas que acaban de actuar en Orive, ese trozo escindido de los cielos, aunque amarrado a la tierra por el huerto del Palacio de los Villalones, donde las leyendas se convierten en bellezas con melodía propia.

Amigos de Ramón Medina-Real Peña el Limón, Euterpe, la Capilla Musical de la Misericordia, Auxilium Cristianorum, Art Musicae, San Rafael, el Real Centro Filarmónico de Córdoba Eduardo Lucena, la Capella Cordubensis, Soy tu voz, el Grupo de Cámara Contrapunto Ensemble, el Orfeón Cajasur Ciudad de Córdoba, el Grupo Voz-Arp, Noches de mi Ribera, el Coro Averroes de la Universidad de Córdoba, el Grupo de Cámara Orpheus, el Coro y Rondalla Azahara, los grupos Coral Nova Schola Gregoriana de Córdoba, Reencuentro de Música de Tradición Oral cordobesa, la Coral de la Cátedra Ramón Medina del Liceo de Córdoba, la de Hijas de la Luna Voces de Mujeres del Sur, el coro Martín Codax y el Cantabile serán protagonistas en la XXXI Muestra de Corales Cordobesas y llenarán de rumores navideños las calles donde los romanos construyeron su templo.

Antes, la Navidad no empezaba hasta que en las escuelas nos daban vacaciones, la lotería cantaba el Gordo y la iglesia inauguraba el Belén que hacía Marcelino, al que yo le ayudaba algunas veces. Eran otros tiempos, en blanco y negro, donde posiblemente vivíamos peor, pero que recordamos de forma agradable porque la niñez pertenece a los mundos no prescritos, donde una torre se cae encima del tejado de tu casa porque la mueven las nubes del cielo. Lo cierto es que no había anuncios, ni teles que los propagaran, los regalos de los reyes eran los mismos todos los años y la Misa del Gallo se convertía en un aliciente al que era casi obligatorio asistir.

Era un mes en el que hasta pasabas calor si en la escuela te mandaban a por agua para la leche en polvo de los americanos porque las camisetas de pelo del invierno abrigaban más de la cuenta. Un mes que tenía señalada, antes de la Navidad, sólo la fiesta de la Pura, el 8 de diciembre, porque todavía estábamos en una dictadura y no había Constitución que celebrar.

Ahora, esta semana que empieza está tan llena de fiestas y puentes que mi balcón notará la ausencia de esa chiquillería de ruidos, alboroto y bulla que despierta a la vida a mi barrio todas las mañanas. La siguiente semana será un camino de ausencias y soledades para comprar los reyes y la asistencia a una de esas comidas o cenas aconsejadas por la amistad y que las reservas obligan a tener en cuenta.

La semana que empieza el día 18 es otro tiempo. Como aquel en que por la ahora Vía Verde del Guadiato y Los Pedroches –que han arreglado-- discurría el automotor, aquel tren de vía estrecha, que llevaba a mi primo Francisco, al que acompañaba a veces, desde la estación de Villanueva del Duque hasta Peñarroya-Pueblonuevo, donde su cerco industrial es la muestra de un tiempo donde la riqueza era una habitante perenne. Donde la estación de El Soldado era aquel pueblo abandonado al que acudíamos a ver las chimeneas de los palacetes-chalets de los franceses, donde mi abuelo fue minero y mis padres se enamoraron.

En aquellos tiempos en los que Kissinger, secretario de Estado norteamericano, era una especie de rey que comulgaba con atrocidades políticas. Tiempos en los que, afortunadamente, nos codeamos con programas de la FM de Radio Córdoba, emisora que acaba de cumplir 90 años, que llevaban Rafael Carlos Padilla, Pepe Navajas. Pepa Rosales y Pepe Vega. Aquellos tiempos en que los transistores eran parte de la cultura musical e informativa y los periódicos, una costumbre que nos ataba a la vida, que allí se dejaba escrita. Cuando éramos lectores y no protagonistas y autores de todas las fotos y noticias... que ahora se llaman redes sociales.

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