Opinión | TINTA Y BORRONES

La elección

La primavera no es sólo la época en la que Córdoba estalla y se impone majestuosa ante sus vecinos y visitantes. No es sólo el momento en el que los alérgicos se dividen entre adorar el olor a azahar o ponerse la mascarilla ni tampoco se reduce a flores y patios, Semana Santa y torrijas. La primavera es ese periodo del año en el que arranca la escolarización, es decir, que hay que elegir el colegio de los hijos y las hijas o, si es el caso, la guardería. Marzo y abril están por tanto marcados en el calendario para muchas madres y padres, especialmente para los que tienen hijos a punto de cumplir los tres años y se ven en esa encrucijada de decidir el colegio que marcará su vida.

Vaya por delante que no creo que sea una decisión que no tenga que ser meditada y pensada, debatida en familia y tomando en cuenta todas las consideraciones que cada cual crea, pero lo cierto es que ahora veo grandes diferencias de planteamientos con respecto a lo que yo viví, que no fue otra cosa que mandarme al colegio más cerca de casa.

Ahora, la competición es mucho más dura. Y no se trata solo de educación pública versus privada o concertada. Los centros sostenidos íntegramente con fondos públicos se enfrentan al problema de la caída de la natalidad y a la eliminación de unidades, mientras que los padres son cada vez más y más exigentes con la metodología, instalaciones y actividades extraescolares para sus hijos e hijas. El resultado es un mes de marzo en el que se suceden las jornadas de puertas abiertas para convencer a las familias de por qué ese colegio es mejor. Porque ya no basta con ser un centro bilingüe de inglés, ahora hay que marcar la diferencia, por ejemplo, siendo bilingüe de francés o alemán. Ahora queremos que nuestros hijos estudien inglés en la academia desde que son bebés y que además aprendan otro idioma en el colegio, ya sea francés que suena muy ‘chic’ o el alemán, que viene bien para los negocios. Y las tardes se reparten entre música, ballet, teatro, danza, fútbol o gimnasia rítmica.

Por no hablar de las guarderías o centros infantiles que se descartan porque no aplican el método Montessori, que consiste en desarrollar la autonomía y la libertad del niño mientras los padres se pasan las tardes haciendo el proyecto sobre los elefantes. Ahora se enseña sin libros de texto y se diseñan situaciones de aprendizaje basadas en la ‘gamificación’ o el ‘storytelling’ para que el alumno nunca se aburra en clase. Lo más de lo más, lo nunca visto, lo más actual y moderno para los niños de hoy en día.

Y a mí, lo que me gustaría es que el colegio tuviera un equipo docente implicado, con ganas, cercano, responsable y resolutivo. Ah, y que estuviera cerca de casa.

** Periodista

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