Opinión | Hoguera de manzanas

El pacto del arcoíris

«Veo tanta desilusión a mi alrededor que España me parece vieja; Europa, vieja; el mundo, viejísimo»

Hay un poético pasaje en la Biblia que habla de algo cuasi político: El pacto del arcoíris. En muy resumida y libre interpretación viene a contar que en el fondo Dios estaba triste después del Diluvio Universal, echaba de menos a esas curiosas, maravillosas y malvadas criaturas que poblaban la tierra y decidió que nunca más los exterminaría completamente. Tal vez sólo Noe y él y un montón de animales le parecía demasiada sencillez --con perdón de los animalistas, hay adoraciones que saben a poco--, algo así. El asunto se selló con un pacto, y el pacto se plasmó en un arcoíris tras la inmensa lluvia. Efectivamente, la vida, como siempre, se abrió camino. La gente no mejoró pero parece que Dios cumplió su parte (al menos hasta ahora) y aquí estamos, temiendo y a veces esperando el meteorito final que nunca llega. Por el contrario, lo que ha vuelto a llegar ha sido la primavera. E incluso las elecciones. Hay que reconocer que la paciencia de Dios, si existe, es infinita. Veo tanta desilusión a mi alrededor que España me parece vieja; Europa, vieja; el mundo, viejísimo y Putin un kabronenko.

Sólo la capacidad de volver a ilusionarnos con las cosas y las personas nos hace sentirnos nuevos. Y la verdad es que no es una capacidad, es un don que a veces nos invade. Cada primavera es nueva, contiene a todas las anteriores y las ha olvidado. Sólo le importa el ahora. No sabe historia, la hace. No es como los peñazos de los poetas, los seres melancólicos y los políticos, venga y dale con el tiempo pasado. La primavera es una mujer de acción y una eterna quinceañera. Si aún es generosa con ustedes, disfrútenla; si no lo es, intenten pactar con ella. Quién sabe. Algo sacaran. Hasta el Dios del viejo testamento se ablanda a veces. Total, mientras todo no se vaya a la merde, nos toca seguir aquí.

*Filóloga y escritora

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