Diario Córdoba

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Raquel Ruiz

TRIBUNA ABIERTA

Raquel Ruiz

Violencia silenciosa en el trabajo

A las trabajadoras que denuncian acoso sexual no se las suele creer, es difícil probarlo

Una de las características que han definido y, por desgracia, siguen definiendo la violencia machista es el silencio de las víctimas. Un silencio que es muy difícil de romper y que supone el primer paso para salir de ese pozo oscuro del maltrato. El mundo laboral no es ajeno a las situaciones de violencia de género y, de hecho, es quizá uno de los ámbitos donde la violencia está más soterrada, más acallada porque no suelen darse casos de violencia física evidente –no es habitual que un jefe dé una paliza a una empleada o un compañero a una compañera- pero sí de otros tipos de violencia menos evidentes, pero igualmente agresivos.

Los micromachismos que incomodan y violentan a las mujeres están más presentes de lo que muchas veces somos conscientes: insinuaciones, tocamientos o gestos inapropiados se siguen produciendo en el ámbito laboral y en la mayoría de los casos las mujeres se callan. Se callan, en unos casos porque los han normalizado y no les dan la importancia que realmente tienen, se callan por miedo a perder el puesto de trabajo, de que las tachen de mentirosas o de algo peor, se callan porque no quieren señalarse, porque esperan que la situación cambie por sí sola, porque es lo normal en el trabajo...

Y en todas esas justificaciones se amparan los maltratadores, también los más violentos, aquellos que además del insulto, el agravio y el acoso verbal llegan a a acosar o incluso a abusar sexualmente de sus víctimas. El acoso y el abuso sexual en el trabajo están absolutamente invisibilizados. En todo lo que llevamos de año, CCOO de Córdoba solo ha registrado 3 consultas sobre posibles casos de acoso sexual y ninguna denuncia. Y estas cifras son prácticamente calcadas año a año, al menos, desde que desapareció el Servicio de Defensa Legal a Mujeres gratuito que ofrecía la Junta de Andalucía a través de los sindicatos. Y nos preguntamos qué está pasando para que las mujeres no se sientan animadas a denunciar a sus acosadores o violadores en el trabajo. Nos tememos que pasa lo de siempre: no se las cree, es muy difícil probarlo, no hay testigos que corroboren la denuncia, el miedo a perder el empleo, a las represalias, al qué dirán... la mujer trabajadora se siente desamparada, no se siente tan protegida como cuando la violencia se produce en el ámbito familiar y piensa que denunciar a un superior o a un compañero añadirá sufrimiento y no acabará con él.

Y de esa forma, la mujer trabajadora acaba pidiendo una baja por ansiedad o depresión, o buscando otro empleo que la aleje de su maltratador, acaba huyendo cuando es la víctima y no el verdugo porque en las empresas estas cuestiones no están bien vistas.

Por ello, para CCOO los planes de igualdad son fundamentales, no solo porque promueven la igualdad de oportunidades en el seno de las empresas, sino porque abren vías de actuación ante este tipo de casos de violencia machista en el ámbito laboral, dando seguridad y protección a la víctima en vez de ocultar el problema, como se ha venido haciendo hasta ahora.

Las mujeres deben saber que no tienen por qué soportar esas acciones y actitudes, que tienen a los sindicatos de su lado, que CCOO dispone de un servicio especializado de asesoría jurídica para la mujer, que no están solas, que unidos y unidas vamos a poner fin a esta lacra y que no nos vamos a callar.

* Secretaria de Mujer de CCOO de Córdoba

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