Diario Córdoba

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Ricardo Crespo

tribuna abierta

Ricardo Crespo

Pues me equivoqué

En el momento más álgido de la pandemia, cuando diariamente se contaban los contagiados por miles y las muertes por cientos, cuando los médicos y sanitarios no daban abasto y faltaba desde respiradores hasta guantes y mascarillas, cuando se dudaba si nacionalizar o qué hacer, se me ocurrió escribir en estas páginas que «lo que no se podrá hacer ya más es recortar la sanidad pública». Pues me equivoqué. Miren, si no, lo que pasa en Madrid, por poner un ejemplo, donde se despidieron de un plumazo seis mil médicos y cerraron las urgencia y hoy el sacrificado personal sanitario se ha levantado y Díaz Ayuso acusa de un complot de la izquierda, cuando es la respuesta lógica al contubernio de la ultraderecha política con la sanidad privada.

¿Pero qué digo? ¿Qué importancia tiene esto con la que ocurre en Ucrania? Yo era de los que pedía que la gente se levantara ante la más que posible invasión de Ucrania por parte de Rusia por el miedo de la adhesión de aquella a la OTAN y cuyas consecuencias podían ser terroríficas al enfrentarse bloques que poseían armas nucleares, y me quedé como aquel que pregonaba en el desierto. Me dije que siempre hay alguien que engorda con las crisis, con las guerras, con las catástrofes, a medida que se van sumando los muertos y la destrucción, pero pensé que los gobiernos, que son elegidos para proporcionar la felicidad y la paz a los pueblos, comprenderían que no hay beneficio en una guerra nuclear, destruida Madrid, París, New York o Vladivostok, y que pronto se abrirían unas negociaciones de paz en vez de echar más leña al fuego. Pero me equivoqué. Ahora la gente se queja del encarecimiento de la bolsa de la compra, del frío del invierno y otras urgencias y, tímidamente, empiezan a quejarse, a salir a la calle a protestar en París, Estocolmo... y quién sabe...

¿Pero qué pienso? Incluso si se abren negociaciones en busca de la paz en Ucrania y se logra un entendimiento que evite un apocalipsis, sería como ponerle un parche al mundo si no resolvemos el problema del calentamiento global. Yo no sé el crédito que le merecen los científicos que vienen anunciado un devastador aumento de la temperatura en las últimas décadas y auguran un punto de no retorno si no se toman medidas urgentes, pero sí he oído a António Guterre afirmar en Egipto, donde se está celebrando una cumbre más sobre el clima: «Ante el cambio climático, --dice el secretario general de la ONU-- la Humanidad debe cooperar o morir». «Pero como es un llamamiento muy general y también ha manifestado su opinión de que se deben tasar los beneficios extraordinarios de las eléctricas y he oído las risas de los negacionistas climáticos, que son los mismos que defienden a las eléctricas, los que critican las huelga de los sindicatos de la sanidad, los que comparan el gobierno «social-comunista» con Nicaragua, los que favorecen a la industria armamentística, los que, en suma, obedecen a los que mandan tras las bambalinas, pues no creo que la cosa cambie mucho.

Espero equivocarme.

* Comentarista político

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