Diario Córdoba

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Jose Manuel CuencaToribio

Historia en el tiempo

José Manuel Cuenca Toribio

Élites y pueblo cordobeses (3)

La Transición, fenómeno histórico de muy alto bordo vivido por Córdoba

La última gran etapa cronológica para mensurar y desentrañar el muy difícil tema que no ha ocupado durante las últimas entregas hebdomadarias es la de la Transición. Fenómeno histórico de muy alto bordo vivido por Córdoba con casi plenificantes vitalidad y ritmo. No puede, por supuesto, hablarse o definirse de un modelo cordobés en dicha fase de nuestro más reciente ayer, pero, aun así, no se andaría muy descaminado de hacerlo o, al menos de intentarlo. Tal fue la fáustica voluntad de protagonismo, de abrir las puertas a un porvenir venturoso presidido por el dominio absoluto de la democracia con la que la vieja urbe califal se incorporó a la feliz aventura acometida por nuestra patria hace ahora medio siglo.

Estigmatizada hodierno por fuerzas políticas y sectores sociales favorecidos a gran escala por su impulso y desarrollo, la Transición continúa, no obstante, contemplándose en el espejo de la historia española como uno de sus periodos más abrillantados y creativos. En ese capítulo que por el esfuerzo y el trabajo ahincado de los estudiosos contemporaneístas debería ya darse por concluso en sus principales líneas, el peso y la actividad de Córdoba y sus gentes fueron muy notables, frisando, a las veces, lo sobresaliente. La fusión e identidad de su pueblo y elites se descubrieron totales en los aspectos más destacados del formidable envite que, como la ciudadanía española, debieron encarar con voluntad e inteligencia arduas de superar. Las mejores cualidades de uno y otra --fervor por un futuro de auténtica concordia; apuesta decidida por la educación y la cultura como motores claves del desarrollo socioeconómico y la adultez cívica; afán de modernidad; apego a una tradición en permanente proceso integrador-- reclamaron con éxito el compromiso y respaldo integrales de los más descollantes rasgos de su identidad --tolerancia, vivencia honda de la ajeneidad, reluctancia por los extremismos, templanza frente al radicalismo de cualquier signo-- para llevar a buen puerto el estimulante programa básico de la Transición.

De aquí a unos decenios, las jóvenes generaciones de contemporaneístas (en buena medida formadas por algunos de los más brillantes alumnos de una Facultad de Geografía e Historia que ha traspasado con la cosecha más ubérrima de flamantes licenciados el medio centenario de su existencia) darán a las prensas escritos de diversa factura que trazarán con toda plenitud la magnitud ciclópea de la Transición cordobesa. Sería, sin duda, un gran noticia que tal empresa no se demorase.

*Catedrático

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