Diario Córdoba

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Jose Cobos

5º Centenario de la primera vuelta al mundo

Fue sufragada por la Corona española y capitaneada por el portugués Hernando de Magallanes

Asegurada por Hernán Cortés la posesión española en territorio Mexica, ocupado ya Panamá y una franja extensa del istmo, el 25 de septiembre de 1513 Vasco Núñez de Balboa alcanzaba el litoral más a poniente de aquél, desde donde se abría el Mar del Sur, es decir, el océano Pacífico. No tardaron en llegar los intentos de conectar este nuevo océano con el Atlántico, con el propósito de facilitar una nueva ruta hacia las islas de las Especias. Una de estas expediciones marítimas fue sufragada por la Corona española y capitaneada por el marino portugués al servicio de Carlos I, Hernando de Magallanes. Este había llegado a Castilla animado de un sentimiento de venganza contra sus paisanos, y con la pretensión de buscar dicha ruta a través de América y no de África. La expedición capitaneada por él, jalonada en su curso de múltiples incidentes, la concluyó exitosamente otro navegante, el vasco de Guetaria Juan Sebastián Elcano, maestre de la nave Concepción, quien completó con la nao Victoria la primera circunnavegación de la Tierra, recibiendo por ello del emperador un blasón con un globo que portaba el emblema ‘Primus circumdedisti me’.

Se trató, sin duda, de una aventura emocionante, en las que los temporales, el frío, los padecimientos o los conflictos con los pueblos indígenas nunca estuvieron ausentes, según sabemos por obra del italiano Antonio de Pigafetta, quien embarcó con ellos provisto de abundante papel virgen, tinta y plumas y, por fortuna para los anales, con mucho deseo de anotarlo todo. Desde la antigua Hispalis, el lunes 10 de agosto de 1519 por la mañana, las cinco naos que formaban la escuadra (la Trinidad, la San Antonio, la Concepción, la Victoria y la Santiago) y que portaban a bordo el apresto indispensable para dos años y una tripulación de 237 hombres, bajaron por el Guadalquivir hasta Sanlúcar de Barrameda, donde terminaron de aprovisionar la escuadra. Después de confesarse, el 20 de septiembre se dirigieron por el Sudoeste camino del litoral de Brasil, cruzando el Atlántico por Tenerife, donde hicieron aguada y carbonearon. Las islas Canarias quedaron atrás, y tras ellas Cabo Verde y Sierra Leona. Llegados a Río de Janeiro, describieron las costumbres de los indígenas y tomaron rumbo sur hasta alcanzar el río de la Plata, por el cual se internaron. Tras una estancia de varios meses en Puerto de San Julián ,la expedición reanuda en agosto su marcha hacia el sur. Una de las naves se estrella contra la propia costa, mientras que una segunda huye hacia Sevilla. Las restantes continuaron su periplo hasta llegar al Mar del Sur, al que Magallanes llamó «Pacífico». La dramática travesía del estrecho que lleva su nombre fue muy complicada. Una vez concluida, durante varios meses surcan el novel océano, hasta que el 6 de marzo de 1521 llegan a las islas Marianas y una semana después a Filipinas, donde al sur, en la isla de Mactán, el 27 de abril, en un enfrentamiento contra los dardos de bambú malayos, Magallanes encontró la muerte, desplomándose para los nativos el crédito que hasta entonces habían recibido los hombres blancos.

El mando de la escuadra recae en Duarte de Barbosa y Juan Rodríguez Serrano, siendo el primero de ellos asesinado tras asistir a un convite, junto a otros muchos de sus hombres. Después se conformaría un triunvirato con Elcano, el burgalés Gómez Espinosa y el piloto Pocero, quienes, costeando Borneo, se dirigen con lo que quedaba de expedición hacia las islas de las Especias. En las Molucas se escoge a Elcano para capitanear el regreso hasta España; deja allí a cuatro hombres, como guardadores de los intereses hispanos; por fin, el 9 de noviembre, consiguen una buena carga de las tan ansiadas especias. La Trinidad falló a última hora, decidiéndose que de la Victoria fueran descargados unos 60 quintales de clavo, con el fin de no sufrir esta nao el mismo percance que la otra. Espinosa fue apresado por los portugueses. Navegando hacia el oeste por el Índico, desobedeciendo las órdenes del rey Carlos (al ser aquellas aguas lusitanas y poder quebrantarse el Tratado de Tordesillas), al mando de la Victoria, Elcano burla a los portugueses. Dobla el cabo de Buena Esperanza para dar la vuelta a África. El 6 de septiembre de 1522 y, con una solo nave de regreso, avista la costa andaluza antes de su arribo a Sanlúcar. La nao, con sus especias, tras tres años de viaje, y debido a su deterioro, es remolcada hasta Sevilla, donde el lunes día 8 echan anclas, mientras se dispara la artillería. De los 237 hombres que partieron, solo 18 saltaron a tierra como supervivientes, «en camisa y descalzos, con un cirio en la mano», para hincar sus rodillas ante Santa María de la Antigua, cumpliendo las promesas hechas durante la travesía. Fueron los primeros en dar la vuelta al mundo, demostrando de un modo empírico la esfericidad de la Tierra.

*Catedrático

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