Diario Córdoba

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Dolores de Toro García

EL ALEGATO

Lola de Toro

‘Juan 7:18’

Relatan el Antiguo Testamento y la Torá cómo el Dios hebreo infligió una serie de castigos a los ciudadanos de Egipto para que su gobernante dejara libres a los esclavos hebreos.

Esos correctivos son conocidos como las diez plagas de Egipto y en el documental que National Geographic les dedica apunta a una serie de acontecimientos climatológicos y concatenados como causas de dichas desgracias.

Parece ser que todo comenzó con la erupción del volcán de Santorini, provocando terremotos y vertidos de dióxido de carbono y hierro junto al Nilo, que al entrar en contacto con el oxígeno formaron hidróxido de hierro tornando sus aguas rojas. La falta de oxígeno en el agua, las altas temperaturas y el fango provocaron la expansión de un alga tóxica que causó la muerte de los peces (primera plaga).

Las únicas que pudieron abandonar esas aguas contaminadas fueron las ranas (segunda plaga). La carencia de agua trajo piojos (tercera plaga) y moscas (cuarta plaga), así como epidemias entre humanos y animales (quinta plaga). El dióxido de carbono redujo el flujo de circulación sanguínea y causó sarpullidos (sexta plaga).

El granizo volcánico (séptima plaga) y las bajas temperaturas causaron las famosas nubes de langostas posándose sobre Egipto (octava plaga). Las propias cenizas sobre el Nilo causaron la más absoluta oscuridad (novena plaga) y el dióxido de carbono de la erupción mató por asfixia a todo el que dormía y aún no había muerto (décima plaga).

He acudido a este relato bíblico porque veo en el mismo demasiados paralelismos con la situación que llevamos viviendo desde hace años, aunque sólo hemos tomado conciencia de ella desde que un virus se escapó del mercado de Wuhan (o eso nos contaron).

He perdido ya la cuenta de cuantas «plagas» llevamos padecidas desde ese marzo de 2020. Empezamos por el surrealista desabastecimiento de papel higiénico, pasando por la escasez de hielo y grano por la guerra de Ucrania (o eso nos dijeron), y llegando incluso a la reaparición de ciudades ocultas por la sequía.

Lo peor está por venir. UGT adelanta movilizaciones si las empresas no suben los salarios y el Banco de España pide que nos apretemos aún más el cinturón.

Ignoro si el Dios hebreo nos está volviendo a castigar por culpa de nuestros gobernantes, lo que sí sé es que estos no tienen más Dios que la Agenda 2030 y su propia gloria.

* Abogada laboralista

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