Al político Griñan le han cascado seis años de prisión por el tema de los ERES, al parecer, un sistema alternativo de concesión de ayudas a las empresas que saltaba pasos legales de concursos con el achaque de la lentitud del sistema tradicional. Pero si el pretexto era la lentitud eso tenía que estar articulado. No hacerlo significaba una postura gubernamental clandestina incompatible con la dignidad de la Administración Pública, aparte de la vergonzosa utilización de algunos cargos de los oscuros fondos y la «elección» sin burocracia para empresas de los amiguetes.

En todo caso no hemos leído la sentencia. Sin embargo, hay aspectos que me llaman la atención. El Supremo es un órgano colegiado con cinco jueces que, en el caso de los ERES, condenan tres y dos absuelven. Y eso es una bomba. Porque si dos jueces del mismo tribunal cuestionan la condena, están introduciendo la duda en la sentencia condenatoria con sus votos particulares, algo que choca frontalmente con el bastión del derecho penal que dice que la duda absuelve al reo. Porque un órgano colegiado que no condena por unanimidad, por mucha categoría que tenga, no puede tener más peso penal que el principio de in dubio pro reo que encima el mismo órgano colegiado introduce. Y me sorprende la práctica del juego de la mayoría en el seno del Tribunal Supremo. Porque la democracia sirve para que los ciudadanos elijan un gobernante o a un presidente de su comunidad de vecinos. Pero el Tribunal supremo no es un órgano de elección sino de decisión. Y además de una decisión que toma como patrones, no la opinión de la mayoría, sino las máximas reglas de la pericia. Para que me entiendan, una sentencia por elección de la mayoría sería como votar los médicos la aplicación de una vacuna y no otra, o sea, no elegir la vacuna idónea en base a criterios científicos. Y encima, sorprende aún más que estos máximos jueces, que están ahí por su reconocido prestigio, hayan condenado o absuelto, coincidiendo con una sospechosa ideología política o, mejor dicho, haya condenado o absuelto acorde a una apetencia personal de la ocupación del poder ejecutivo.

A ver, cuando algo con tanta categoría como es un Tribunal Supremo, deja evidente una influencia en el fallo tan extremadamente alejada del sabio arbitrio y cercana al sentido de su voto, dicho tribunal hiede. En el caso de la condena a Griñan y al otro, tres jueces que condenan son conservadores y dos que no condenan son progresistas; canta mucho que los progresistas no condenen a un presidente socialista y los conservadores sí. Porque eso quiere decir que, si hubiera tres jueces progresistas, el imputado hoy sería absuelto. Esto no suena a justicia sino como mínimo a juego de niños mortal. Me hubiera encantado que un progresista hubiera condenado y un conservador haber realizado un voto particular porque ello hubiera rebosado de dignidad al Tribunal... pero no ha sido así y la explicación más acertada suele ser la más lógica: hay intereses ajenos al sabio arbitrio y eso no se puede consentir. Yo soy abogado penalista, y les aseguro que no se suelen ver estas cosas tan mal olientes en los juzgados de base.

¿Qué propongo? Si dos magistrados han introducido la duda, esta no podemos obviarla y aunque el fallo no se pueda cambiar, la cosa habrá que enmendarla de alguna forma, aunque sea con la concesión del indulto. Ya les digo que es un remiendo algo enrevesado, pero tenemos que pensar en la persona individual que se le va a privar del principal derecho fundamental. Vamos, que se le va a buscar la ruina aun con dos magistrados de su mismo tribunal dudando que esto sea justo. El Tribunal Supremo no pude seguir así. Un órgano colegiado se crea para buscar la justicia más depurada pero nunca contradictoria. Lo mejor es que este tribunal esté formado por un órgano colegiado asesor de un solo magistrado que decida. Y que, para la elección de esta cabeza del poder judicial, aparte de sus méritos, se repase su historia de vida donde prime la independencia y la neutralidad política, o mejor, su plena dedicación al Derecho. Porque les aseguro que cuando se tiene plena dedicación al Derecho, no se tiene tiempo para otra cosa. Si seguimos así no están tomando por tontos.

* Abogado