Diario Córdoba

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Carolina González

EL TRIÁNGULO

Carolina González

Menudo papelón

Las coaliciones de gobierno suelen ser complicadas. Se sabe, como en un matrimonio de conveniencia, cuál es el papel de cada actor pero, al final, siempre se plantean problemas, cuestiones, imprevistos que colocan a alguien en una encrucijada. Y a menudo, sea cual sea la decisión, acaba pasándole factura por mucho que se quiera controlar las explosiones.

El papel de Unidas Podemos en los gobiernos no era tarea fácil desde el principio. Mantener su esencia y a la vez demostrar que era capaz de gobernar parecía difícil, luchar para poner en marcha algunas de las políticas que ha abanderado estos años, ser casta sin parecerlo, institucionalizarse sin levantar los pies del suelo, ganarse el respeto de interlocutores sociales, políticos, económicos... A pesar del reto y de algunos errores, Yolanda Díaz ha sabido reunir y representar todo ello a la vez. Ha logrado acuerdos laborales históricos con diálogo, sin amenazas y con un tono irreprochable. Ha puesto en evidencia a compañeros de partido que vivían en el exabrupto continuo porque eso, creían ellos, les acercaba al «pueblo». Los mismos que la encumbraron ahora parece que trabajan en desprestigiarla y mantenerla señalada por alejarse de ciertos preceptos que ellos inventaron y exigieron seguir, olvidándose de que por eso ellos están hoy fuera de la política y ella dentro.

Personalismos aparte, son muchos los sapos que ha tenido y tiene que tragar la formación morada desde que llegó a los distintos gobiernos.

El último, el giro de 180 grados de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental. El enfado ha sido tremendo en Unidas Podemos. Con toda la razón. Pero más allá de gritar que ha sido una decisión unilateral del presidente no hemos oído recriminaciones más profundas.

Desconocemos el porqué del cambio de postura de nuestro país. Si los motivos responden a cuestiones económicas, a políticas de inmigración o a cualquier otra cosa que somos incapaces de sospechar. La verdad es que Sánchez no se ha esforzado demasiado en explicarla y eso ya denota lo que pretende. Claramente existe alguna razón que no nos está contando ni nos quiere contar. No solo sus socios del consejo de ministros sino todos deberíamos exigirle detalles. Porque es un cambio histórico, porque el pueblo saharaui no se merece semejante desprecio y porque un presidente no puede tomar decisiones de esta envergadura ignorando eso a lo que él tanto apela y que llama calidad democrática. Esto empieza y acaba respetando a todos los que conforman el sistema y Sánchez no lo ha hecho. Lo mínimo que se le puede pedir es transparencia. Aún le queda tiempo para rectificar.

** Periodista

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