Aparecen titulares y declaraciones que ponen los vellos de punta. Este es uno:: «Se teme una guerra inminente». Y dirá: ¡Bah, hay tantas guerras en curso! No, lector. Estamos hablando de una guerra en - y- por Ucrania y, si hasta los montes Urales es Europa, entonces estamos hablando de una guerra en Europa. ¿Y por qué, si todo iba de perlas con el euro y el pasaporte europeo? Pues no es un asunto filosófico de sistemas políticos y económicos, no estamos ante la amenaza de los bolcheviques y el comunismo: Rusia es hoy tan capitalista como UE y tan imperialista como EEUU. Dicen que es una cuestión geoestratégica: la OTAN no quiere que Rusia se anexione Ucrania y Rusia quiere impedir que la OTAN se instale en Ucrania con la que mantiene frontera. Quién empezó primero es lo del huevo y la gallina. Lo que hay que tener presente es la existencia de un secesionismo pro-ruso en el este de Ucrania y otra parte que tira más para Occidente. O sea, hay una especie de guerra civil. Y lo que pasa es que la OTAN es EEUU más la UE y nuestro país pertenece por el referéndum de 1986 a esta organización militar surgida en la ‘guerra fría’. Porque España, no solo es parte de Europa, sino que es Europa, que así rezamos tan orgullosos. Vamos, que somos más europea que casi todos los europeos y más atlantistas que al menos la mitad de los norteamericanos.

Y aquí entramos usted y yo. ¿Comprende lo que esto implica en estos momentos en que se levanta el hacha de guerra en Europa? Piense en la crisis de los misiles en Cuba. Los EEUU tenían bases de misiles en Turquía, frontera en el flanco sur de la URSS, y a los rusos de entonces se les ocurrió instalar misiles en Cuba para poder alcanzar también a EEUU. Y a poco si empieza una guerra mundial atómica. Lo recuerda, ¿verdad? Pues más o menos lo mismo hoy y, si se forma el follón (Dios no lo quiera y la diplomacia lo evite), el escenario más cercano es Europa y nosotros somos beligerantes. He oído decir que ha habido muchas conflagraciones nucleares y tan panchos, que la madre Tierra lo aguanta todo, pero yo digo que fueron pruebas en atolones perdidos o en las estepas de Siberia o en las profundidades del océano o en el desierto de Arizona, pero que una guerra se sabe cómo empieza pero no cómo acaba y, si no, que se lo pregunten a los de Hiroshima y Nagasaki.

*Comentarista político